martes, 22 de agosto de 2006

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Las fábulas de Mr. Roboto: El leñador y la mascota desaparecida

Caminaba un fornido leñador por el bosque, cuando el llanto de una joven le llevó hasta un claro del mismo, en cuyo centro se hallaba sentada una joven pastora que lloraba desconsolada.

-¿Qué le ocurre, señorita? - preguntó el leñador amablemente.

- Es mi mascota - logró decir entre lágrimas la chica -. Dejé la puerta de la granja abierta ayer y se escapó y ahora no lo encuentroooo...-.  Las lágrimas inundaban las suaves mejillas de la muchacha entre gemido y gemido. El leñador se compadeció de ella y se ofreció a ayudarla a buscar al desaparecido animal.

- ¿Qué clase de mascota es?

- Precisamente aquí mismo tengo una foto suya - respondió ella al tiempo que le mostraba una instantánea de un pequeño conejo blanco que sostenía entre sus patas un trozo de zanahoria -. Se llama Mateo, es pequeñito y muy suave.

- Tranquila, en un santiamén lo tendrás entre tus brazos de nuevo.

Y allí que partió el leñador pensando ya en la forma en que la chica le agradecería el traer de vuelta a su conejo. Durante un par de horas se abrió paso entre matorrales y ramas con escaso éxito. Ya se disponía a darse por vencido, cuando a lo lejos vio una diminuta forma blanca entre el follaje. Presa de la excitación salió corriendo hacia él, con tan mala suerte que tropezó con un tronco cayendo al suelo sobre una afilada piedra que le cercenó la testa de un tajo limpio.

Moraleja: Si una mujer te enseña su conejo, cuidado porque puedes perder la cabeza por él.