miércoles, 27 de junio de 2007

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Anoche fui... El Chollo

El calor del público me animó. Aquellos iban a ser mis últimos aplausos; el adiós a una carrera plagada de éxitos, que me había reportado el cariño de millones de televidentes de toda España. No me apenó demasiado. Había alcanzado la cima de mi profesión. Fui mejor mascota que Ruperta y la bota esa; aunque la gente nunca tuvo claro qué era yo; quizá por eso gustaba tanto.

Nadie se reconocía en una calabaza, pero mi ambiguedad y mis formas poco definidas, alimentaban la imaginación del populacho. Unos decían que era una pera radiactiva, otros que un extraterrestre; hubo uno incluso, y esto me dolió, que afirmó que yo era un muñeco surrealista.

Uno debe saber cuando retirarse. No quería terminar como mi hermano: "el Chollo verde". Acudió a una convención de fans del "Un, dos, tres" y acabó devorado por un orondo asistente. A él si que le confundieron con una pera.

Le comenté a Chicho mi intención de jubilarme y pasar el resto de mis días viajando por el mundo, disfrutando de la buena vida. Si tan solo hubiera tenido en cuenta la sardónica sonrisa que se dibujó en su cara, me hubiera echado atrás.

Cuando Ruperta abandonó el programa, había corrido el rumor de que no estaba en su casita de Benidorm, sino que había sido secuestrada en mitad de la noche y trasladada a una siniestra isla en mitad del Atlántico.

Yo no creía nada de aquello, hasta que vinieron a por mí. Tres días después de mi último programa, fui sedado mientras dormía. Cuando desperté, me encontraba en una soleada playa rodeada por un grupo de mascotas que me eran familiares: el vampiro de Montreal, Naranjito, Fido Dido... incluso mi hermano estaba allí. Quedaba claro que su surrealista muerte había sido una mascarada para encubrir la verdad.

En la isla poco había que hacer. Los días pasaban lentamente. De vez en cuando llegaba uno nuevo, con noticias del exterior que nos animaban un poco. La isla se fue llenando con los Cobi, Curro y compañía. Durante un tiempo nos mantuvo ocupados el insecto de Atlanta (de nombre impronunciable) que cada mañana, gritaba a los cuatro vientos que su gobierno no permitiría su cautiverio en aquel lugar. Pero ni siquiera él estaría muy convencido, porque acto seguido, se lanzaba al mar, para escapar nadando pese a que no sabia, por lo que teníamos que correr tras él a fin de que no se ahogara.

La situación angustiosa del americano, avivó mi determinación por salir de allí. Para ello necesitaba a un experto en fugas, y nadie mejor que el osito Misha, que defectó de la Unión Soviética a principios de los 80.

- Fui engañado por el capitalismo, camarada Chollo - me comentó una vez - Un espía americano contactó conmigo en el zoo donde me había retirado. Me prometió dinero y mujeres si huía con él al otro lado del telón de acero y le daba información sobre las redes de espionaje que habíamos incrustado en los equipos olímpicos de los anteriores juegos. Por supuesto que acepté. Una vez allí, cuando dejé de serles útil, me abandonaron aquí. Brezhnev, Andropov... esos eran hombres de palabras; pero vuestros lideres políticos.... puuaajjjj.

Mañana nos embarcaremos en una balsa que hemos construido en secreto. Si todo sale bien, el mundo pronto volverá a saber de El Chollo!!!!!

jueves, 14 de junio de 2007

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Muerte en Sepultura

Una gota de sudor descendió por su mejilla produciéndole un molesto picor, pero no movió ni un músculo. Si quería salir con vida de aquello, no podía cometer el más mínimo error. La gota descendió por su mandíbula y quedó colgando de su barbilla durante un par de segundos, hasta que finalmente cayó.

Antes de que tocara el suelo, desenfundó su revolver, pero su contrincante fue más rápido, y cuando él aun trataba de encañonarlo, una bala con su nombre rasgaba el aire camino de su corazón.

No sintió dolor alguno, sólo el poderoso impacto que le empujó hacia atrás, cayendo de espaldas fulminado sobre el polvoriento suelo de aquel cochambroso pueblo.

Apenas un par de días antes cabalgaba tranquilamente por los verdes pastos de Texas. Tras acabar la guerra civil, había sido liberado de un campo de prisioneros donde había sido recluido tras ser capturado junto a su sección, en la batalla de Chatanooga. Uno de sus compañeros de barracón le había hablado de las oportunidades que ofrecía la "nueva" tierra. Había comprado un caballo y un revolver y había marchado hacia el oeste, la eterna frontera. En los límites del país, buscaba olvidar los horrores de la lucha y del cautiverio

Todo se torció cuando se detuvo a beber en uno de los meandros del Río Grande. Llenaba su cantimplora en la orilla sobre el exague cauce, cuando le pareció ver cómo algo chapoteaba a a pocos metros delante de él. No le dio importancia pero acto seguido volvió a ocurrir, esta vez más cerca. La siguiente bala rozó su cadera. ¡Le estaban disparando!

Se incorporó de un salto y corrió hacia un abedul podrido desde el que podría divisar la posición de su atacante. Por desgracia tenia el sol de cara. Aún así pudo distinguir la negra silueta del pistolero recortada sobre una colina a 500 metros de él.

En situación de desventaja le disparó un par de veces para cubrirse. Montó a su caballo y huyó como alma que lleva el diablo lejos de allí.

La noche cayó. Estaba seguro de haberse librado del misterioso pistolero, aún así se abstuvo de encender un fuego que delatara su posición. Se preguntó quien seria. ¿Quizás el receloso dueño de las tierras? ¿o puede que algo más? La guerra es un buen sitio donde hacer enemigos, sobre todo si son del bando contrario...

El inconfundible sonido de los cascos de un caballo le sacó de sus cavilaciones. Su cuerpo se puso en tensión. Se agazapó tras un arbusto con el revolver en la mano y esperó. A medida que el caballo se acercaba, un temor irracional se apoderaba de él. Cuando pudo distinguir al cuadrúpedo, se quedó helado, nadie lo montaba.

- Llegó tu hora Cox.

La voz que escuchó a su espalda, parecía venir de ultratumba. Podía sentir la heladez de sus palabras a través de la boca del cañón que presionaba su nuca.

El pánico se apoderó de él, se revolvió como una serpiente y logró arrancar el arma de las sorprendidas manos del pistolero, pero no pensó en otra cosa más que en escapar de allí. Cabalgó toda la noche sin descanso hasta que al amanecer llegó a un pequeño pueblo al borde del desierto de Sonora. Un escalofrío recorrió su espalda cuando leyó el nombre del pueblo: Sepultura.

Por primera vez miró hacia atrás. No parecía que le hubieran seguido. Entró en el saloon dispuesto a relajarse, y lo consiguió con una botella de ron que le hizo soltar la lengua. Pronto tuvo un corrillo de vaqueros escuchando su aventura nocturna.

Cuando las puertas del local se abrieron, el silencio se apoderó de la sala. Un hombre alto, vestido por entero de negro y con una mirada desprovista de vida, escudriñaba el lugar. Cuando se fijó en él, supo que el momento de huir había terminado.

Permaneció lo más sereno que le fue posible mientras el recién llegado se abría paso entre las mesas hacia donde se encontraba. De cerca no podía intuir emoción alguna en su rostro de piedra.
- Puesto que no puedo matarte aquí, te reto a un duelo. Nos veremos en quince minutos ahí fuera.

Se dio la vuelta y se fue, pero antes de salir a la calle le advirtió.

- No trates de escapar, no te valdrá de nada.

Y tenia razón. Puede que pudiera darle esquinazo, pero algo le decía que tarde o temprano le encontraría. Se negaba a vivir con el miedo de recibir una bala por la espalda.

Durante el tiempo que duró la espera, se tomó un whiskie tras otro con la esperanza de que el temblor que hacia estremecer su cuerpo, despareciera; y le pareció que así era cuando el reloj del ayuntamiento tocó las doce y salió dispuesto a acabar de una vez por todas con aquello.

A ambos lados de la calle, se apostaban algunos curiosos sedientos de espectáculo. En un extremo se encontraba imperturbable su oponente. Antes de ocupar su puesto, se dirigió a él.

- ¿Qué te he hecho yo para que te tomes tantas molestias en matarme?

Le pareció ver como el rostro del pistolero se contraía, mientras una chispa de vida inflamaba sus ojos, hasta entonces muertos.

- ¿Ya no recuerdas Creek Canyon? ¿La pequeña granja donde vivía con mi mujer y mis cuatro hijos, a los que mataste a sangre fría por unos miserables dolares?

A medida que hablaba, el desprecio y la ira se iban apoderando de su voz.. Pero él ni siquiera los recordaba, seguramente estuviera demasiado borracho ese día e hiciera una locura.

Se colocó frente al pistolero. El sol de mediodía calentaba como si de las mismísimas llamas del infierno se tratara. Los temblores volvieron. Una gota de sudor descendió por su mejilla...

jueves, 7 de junio de 2007

Todo el mundo odia a Vutroi

Habían pasado varias semanas desde que Vutroi fuera nominado y expulsado de la MIR por motivos desconocidos aunque ligeramente relacionados con su insufrible verborrea. Por uno de esos milagros de la vida, había sido acogido amablemente por Dios, en su nebulosa de verano cerca de Pelidón 8. Claro que tratandose de Dios, los milagros no existían, pero eso no alteraba la mente de Vutroi, que disfrutaba de su estancia allí sin cuestionarse nada aparte de por qué estaba todo tan jodidamente oscuro. Aparte de eso, el lugar sólo tenía una pega: no disponía de conexión a internet, por lo que mataba el tiempo con antiguos juegos de manos.

- Tres con la que saques.

Y efectivamente, Dios acertó de pleno, derrotando de nuevo al ruso al milenario arte de los chinos.

- Eh, eso no es justo - respondió airado Vutroi - Eres omnipresente y además, no tienes brazos!!

- ¿Insinuas que Dios hace trampas Vutroi?

El tono de voz del todopoderoso le recordó al de Nikita, el capo de la mafia de Krassnoyark con el que se habia tenido que ver las caras en aquella ocasión en la que perdió 30.000 rublos jugando al duro.

- No es eso, pero no es justo que dispongas de esa ventaja. Que bueno, igual no quieres usarla, pero ahí está, y se puede "activar" sin querer y ganarme por vigesimoquinta vez. Te aseguro que es muy aburrido perder. ¿No eres impotente? ¿No podrias entonces tomar una forma humana que no fuera omnipresente?

- Soy OMNIPOTENTE Vutroi, impotente lo serás tú dentro de exactamente 34 años, 3 meses, 21 dias y 2 horas o de cinco segundos como sigas por ese camino. Y no, no puedo hacer lo que me dices.

- Entonces es que no eres omni...eso. - respondió con desdén Vutroi

- Si que lo soy. Podria crear una piedra tan pesada que pudiera aplastar tu cabeza en este instante. Es más, ni siquiera me haría falta la piedra para eso.

- Tampoco hace falta que te pongas así - quiso tranquilizarlo el cosmonauta.

- Puedo crear materia de la nada y lanzar al estrellato a Mai Meneses, pero no me pidas imposibles como devolver el color a Michael Jackson. Sólo puedo hacer lo que se puede hacer. ¿Sabes lo que son las reglas verdad?

- Pues sigo diciendo que no es justo que juegues con tus poderes "activados".

- ¿Y qué es lo justo Vutroi?. ¿Me lo puedes decir?- preguntó pedagógicamente Dios.

Titubeó durante unos segundos tratando de recordar qué decía al respecto el manual del joven comunista, pero todo lo que podia recordar era a esos patos horteras intentando hacer fuego para quemar un banco capitalista.

- ¿Recuerdas cuando robaste el sujetador de Liliana, tu compañera de piso? - prosiguió el todopoderoso.

- Como para no hacerlo, es lo que más lamento de que me hayan tirado de la estación, dejar allí esa prenda. Dormía abrazado a ella, recordando a su dueña.

- No fue justo para ella puesto que la privaste de un objeto de su propiedad, sin embargo fue justo para los vendedores de lenceria fina pues de esa forma Liliana compró otro sujetador y sus beneficios aumentaron. Además, según vuestras estúpidas leyes comunistas, la propiedad privada no existe, asi que en cierto modo el sujetador de Liliana pertenecia al pueblo...

- ¿Tambien sus pechos?

- Por lo que tengo entendido sí, pero de una forma más... "práctica".

- Ojala estuviera en mi hogar.... - suspiró melancólico Vutroi, que ya se imaginaba a Liliana en una orgía multitudinaria con ella como protagonista. No quiso sacarlo Dios de su equivocación, pues el caso es que los senos de Liliana eran la imagen de una campaña publicitaria para aumentar la moral de los trabajadores.

- Como te iba diciendo, enfoquémoslo desde el lado moral, desde lo que está bien y lo que está mal. Para Liliana el robo fue malo pues debido al frio clima de Moscú, el tiempo que estuvo sin sujetador, recibió más comentarios sobre luces largas que durante su examen de conducir. Sus pezones se congelaron tanto que aun hoy están duros.

- Oye, ¿no podrias teletransportarme a su casa, o a su calle al menos?. - preguntó desesperado el ruso.

Pero Dios continuó hablando.

- En cambio para ti y para los obreros de la construcción frente a vuestra casa, la sustracción fue buena pues te permitió contemplar los abundantes senos de Liliana, prisioneros de ese ajustado top rojo marxista que insinuaba todo y más, lo que ayudó a evadiros de la triste vida en la que os hallabais sumergidos. Así pues la justicia es algo relativo Vutroi, tú preocupate porque nunca te pille la policia haciendo algo ilegal o peor aún, que te vea yo haciéndolo.

- Tú eres Omnipresente, me pillarás siempre - se quejó desolado el cosmonauta, que veia sus esperanzas de lucrarse con negocios ilegales sin pasar por el infierno, esfumarse como una cerveza a la puerta de alcoholicos anónimos.

- Ahí está la gracia Vutroi, ahí está la gracia. ¿Otra partidita?

viernes, 1 de junio de 2007

Roy, Elfo farmacéutico: Un extraño presagio

Una lluvia de sangre y fuego cayó repentinamente del cielo. O puede que fuera sólo simple salsa de tomate caliente, proyectada al firmamento tras la explosión de una pizzeria. La cuestión es que ver descender de un cielo despejado innumerables gotas rojas era considerado siempre como un mal presagio (y aún quedaban cuatro meses para la recaudación de impuestos)

Los magos de todo el continente se asomaban temerosos a las ventanas de sus habitaciones, mientras consultaban sus oraculos mágicos en busca de respuestas y hervian arroz (por si acaso).


A Kalimon no le habian dado el titulo de "Mayor hechicero en la historia de Forthya" por su sonrisa bonita y su elegante estilo vistiendo su ondulante capa carmesí (que sin embargo sí le valió para alzarse como ganador en "Mister Mago" durante cuatro años consecutivos) por ello fue el primero en llegar a la conclusión de que aquella extraña precipitación carente de chili, traeria consigo una gran epidemia que diezmaria la población, provocando caos y disturbios a lo largo del pais.

Para Roy, sólo significaba que no podria salir a la calle con su flamante uniforme blanco. Lo contempló satisfecho, colgado de una percha en su destartalado armario. Habia luchado contra viento y marea para conseguir el título de farmaceutico y si habia podido esperar cuatro años en ser un miembro de pleno del gremio, bien podria hacerlo un día más.


Aún así le fastidio que precisamente el día que iba a comenzar sus prácticas, hubiera ocurrido semejante contratiempo. Echó un último vistazo por la ventana, la lluvia estaba remitiendo y pronto cesó de caer. El jardín de la parte trasera del edificio, habia adquirido un saludable tono rojizo, como sólo se veia durante las fiestas de la oreja sangrante o cuando a la señora Godfry, la casera, se le caia el colorante de capas por la ventana.

Contrariado, se sentó para echar un vistazo al correo. Estaba tirandose de los pelos por la elevada factura de la paloma mensajera, cuando escuchó la puerta. Alguien estaba golpeandola más fuerte de lo normal, y lo normal era cuando la señora Godfry mandaba un par de trolls para cobrar el alquiler atrasado.

Así que no se molestó en levantarse a abrirla. A los pocos segundos la pesada hoja de madera cayó al suelo levantando una gran polvareda. Roy hubiera querido limpiar la habitación un par de veces, pero el contrato de alquiler estipulaba que el polvo era parte del encanto de la posada y que deshacerse de él devaluaria la propiedad.

Cuando la atmosfera de la sala se despejó, vió al causante del desaguisado. Un enano bermejo que, aun teniendo aspecto de haber recorrido medio mundo, todavia tuvo fuerzas para atravesar la habitación hacia él jadeando como un San Bernardo.

- Tú... tú.... - era lo único que podia decir, arrodillado frente al sillón.

- Si, yo - respondió Roy - tranquilicese. A ver, cierre los ojos, respire hondo e imagine que se encuentra en un prado rodeado de vacas.

El enano lo miró extrañado durante un segundo pero finalmente siguió sus indicaciones. Cuatro transpiraciones despues, pudo continuar su frase.

- Tú debes de ser Roy el farmaceutico ¿verdad? - preguntó el enano mientras echaba un fugaz vistazo a la habitación esperando encontrar probetas, hierbas o un título colgado en la pared.

- Sí, lo soy. ¿Y usted es...?

- Oh, perdona mis modales chico. Soy Bolita, guardia personal del rey Bolón de la montaña del trueno nº 12. Traigo un mensaje para tí.


- ¿Chico? Sepa usted que los elfos somos inmortales, podria ser su tatatatatarapadre - murmuró indignado el elfo, que habia celebrado su 432º cumpleaños el mes pasado - En fin, suerte tienes de que ademas de longevos seamos pacificos. Y bien, ¿cual es ese mensaje?

Bolita sacó de su bolsa de viaje un pergamino y se lo lanzó a Roy, que lo leyó detenidamente. Una misteriosa enfermedad se había extendido por la montaña del trueno nº 12 (todos los enanos vivian en una montaña del trueno, asi que para evitar confusiones y matanzas inutiles en las guerras, se habia terminado por numerarlas) diminutos cuerpos yacian inertes por las cavernosas galerias sin que mago, hechicero o charlatán alguno hubiera podido ponerle remedio. Incluso el rey habia caido enfermo. Por suerte un importador/exportador, que se hallaba de viaje de negocios en la montaña, le habia hablado de la misteriosa hermandad de los Mad-ikha. Se decia que no creian en la magia y que curaban enfermedades y desviaban rios (entre otras habilidades) con la simple ayuda de la observación detallada y el registro de datos. Bolón habia mandado buscar a uno de sus miembros, y Roy habia resultado ser el más cercano.

- Vaya, celebro ver que mi fama es conocida en el mundo entero- murmuró para sí con cierto sarcasmo antes de dirigirse al enano.- Bien, como me has roto la puerta, que por cierto no puedo pagar, debo cuatro meses de alquiler y vuestro padre me ofrece cubrirme de oro si os libro de la plaga, acepto el trato. Por suerte nunca me ha visto.

- Si, se llevara una sorpresa - musitó Bolita mientras contemplaba los 2 metros 10 de su interlocutor- por cierto, ¿por qué habeis insinuado que el rey es mi padre?

- Aquí dice que enviaba al principe en mi busca, eres tú ¿no?

- Oh no no - respondió apresurado - como os he dicho, yo solo soy un guardia. Era el guardaespaldas del principe, pero este queria subir al trono sin tener que usar el método tradicional del envenenamiento o el hachazo por la espalda. Pensaba dejar morir a nuestro gran Bolón, azote de las rocas, por eso no me quedó más remedio que matarlo.

- ¿Lo mataste? - gritó escandalizado Roy, que odiaba toda forma de violencia.

- Oh bueno, en realidad le despoje de sus ropas y de una patada en el trasero lo mandé de vuelta a casa, pero no os quepa duda que para mí está muerto. Algo así no se hace.

- Ah, de ser así, podemos partir ya. No hubiera podido viajar con un asesino.- replicó con inteligencia el elfo, pues ya lo dice un refran: quien con asesinos duerme, bueno, no se despierta.

- He de decirte que el viaje hacia la montaña es peligroso. Inicialmente la escolta del principe era de cien guerreros enanos - le advirtió Bolita.

- ¿Y donde están los demás? -

- Oh, unos simplemente se volatilizaron, se puede decir que están en todas partes. Otros están esparcidos en cachitos por varios lugares. Hay alguno que está descansando en el estomago de una mala bestia y los más se quedaron en la posada de la casquivana Jeriza. Sí todavia están allí se enterarán de lo que es bueno.

- Por muy arriesgado que sea el camino, seguro que no lo es más que deberle dinero a una anciana con un ejército de gatos. Y si he sobrevivido a eso, puedo sobrevivir a cualquier cosa.

Mientras Roy empaquetaba sus escasas pertenencias, Bolita intentaba colocar la puerta en su sitio. Ya casi lo habia conseguido, cuando un temblor la volvió a tirar abajo. Al instante la cara de Roy palideció. Ese temblor sólo podia significar una cosa, Kiruk el troll recaudador venia a por su dinero.

Tenía una excusa buenisima para librarse una vez más de dar un dinero del que no disponia. Pensaba culparle de la rotura de la puerta (previamente destornillada de su marco) y conmutar el pago del arreglo por el recibo de un mes al menos. Con lo que no contaba era con que el enano la echara abajo. Su cerebro trabajó a marchas forzadas en busca de una excusa, pero antes de hallarla, la gigantesca y petrea figura del troll tapiaba el umbral de la puerta.

- Dinero, !!!ahora!!! - exigió con su voz más dura y amenazante.

Roy se había quedado clavado, no sabia que hacer o decir y algo le decia que la maza que blandia el troll no era para librarse de las molestas moscas (el tio era de piedra). Una chispa se encendió en su cerebro.

- Eh, ¿qué es eso que tienes en el pie? - le dijo a Kiruk, que al mirarselo, dejó de prestarles atención.

- Rápido Bolita, por la ventana.... - gritó Roy al tiempo que cogia su hatillo y saltaba a traves de ella. No tardó el enano en seguirlo, cayendo pesadamente sobre el rojizo cesped.

- Joder, !me podria haber matado! - gritó mientras se palpaba las partes de su cuerpo más sensibles en busca de desperfectos.

- Bah, si vosotros siempre caeis de pie.

- Soy un enano, no un gato - protestó airado, aunque pronto la indignación dejó paso a la curiosidad - Asi que ese es el famoso poder de la observación... oye y ¿qué tenia el Troll en el pie?

Pero la pregunta pareció pasar desapercibida para el elfo, que miraba en derredor, en busca de más acreedores.

- Oye, ¿por donde quedá la montaña del trueno?

- Está a una semana de viaje en....

El enano parecia dudar. En dos segundos había señalado a los 12 puntos cardinales. O se había perdido o el golpe le habia afectado a la cabeza.

- Dejalo, iremos a casa de un amigo. Él conoce todas las direcciones.

Continuara...