jueves, 22 de febrero de 2007

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Vutroi el cosmonauta

Como dice la canción: en el vacío se vive mejor. Y eso mismo pensaba Vutroi después de una semana de haber sido lanzado al espacio por sus compañeros de la MIR, los cuales al menos habían tenido el detalle de ponerle el traje de astronauta antes. Más tarde reflexionó sobre ello y se dio cuenta de que más que un acto de amabilidad había sido una puñalada más, pues así su sufrimiento sería mayor.

Si antes les guardaba rencor, ahora los odiaba a muerte, pero se abstuvo de hace comentario alguno en voz alta pues se hallaba ante DIOS y ante ÉL no se pueden decir tacos, a no ser que formen parte de algún chiste sobre rabinos o monjas.

El tiempo pasó. Los días se sucedían unos a otros, si es que en aquel lugar lejos del sol que marca el tiempo en la Tierra, se podía hablar propiamente de días. Puede que incluso no pasara el tiempo siquiera, pues en la facultad había aprendido que el tiempo es lo que se tarda en ligarse a una chica y llevársela a la cama, y lo más parecido a una mujer que había por allí eran las revistas que guardaba bajo un pulsar cercano.

Pensándolo mejor, de ser cierta esta definición, reflexionó Vutroi, el tiempo se habría detenido para él en el 87, cuando aquella chica le llamó marinero pese a encontrarse a 500 kilómetros de la masa de agua más cercana.

En cosas tan prosaicas dedicaba el tiempo, hasta que un día le asaltó una sensación desagradable, que amenazaba con derrumbar su vida, si es que así se le podía calificar a flotar en el espacio.

- DIOS.

- ¿Si Vutroi?

- ¿Estás ocupado?

- Estoy echándole la bronca al Papa, dame un par de minutos y estoy contigo.

El cosmonauta podía escuchar los gritos apagados que le llegaban a través de la nebulosa en la que se hallaba, los cuales no tardaron en cesar.

- ¿De qué hablabas con el Papa?- quiso saber Vutroi, cuando DIOS volvió.

- No es de tu incumbencia -respondió enfadado- ah, no quiero verte con algo en la cabeza ¿de acuerdo?

- ¿Ni siquiera la escafandra?

- Ah, yo pensaba que todo eso era tuyo, fíjate que iba a darte el teléfono de un cirujano muy bueno. En fin, quítatela, aquí no te hace falta.

Con cierta aprehensión, Vutroi se fue desprendiendo lentamente del casco, pues de todos es sabido la afición de DIOS por las bromas pesadas (que se lo digan a Abraham) Pero cuando tuvo la pesada escafandra a su lado, no le explotó la cabeza por la falta de oxigeno, podía respirar bien.

- Tú dirás - dijo ÉL algo más tranquilo.

- Verás, no es que yo me queje de tu hospitalidad. De no ser por ti, de seguro ya seria pasto del tiburón espacial, pero.... soy infeliz.

- Bueno Vutroi, tienes casa gratis, comida gratis, ropa gratis y televisión por cable gratis.

- Ya, pero eso no es ser feliz, eso es ser un mantenido.

- A los ex-presidentes y las supermodelos en paro les vale - replicó con cierta indiferencia.

Pero el astronauta permaneció callado, recluido en si mismo, insatisfecho con la no-respuesta; lo que no pasó desapercibido para ÉL.

- Te contaré un secreto Vutroi: el secreto de la felicidad permanente es buscarla en las cosas que dependen de nosotros mismos.

- Pero eso es imposible - respondió alterado- yo soy feliz viendo los partidos del Spartak de Moscú o emborrachándome en la tasca de mi barrio con vodka, pero si Yuri (el borracho del pueblo) le roba los barriles al barman o si llueve demasiado y se suspende el partido, ya no lo soy, ¡¡¡depende de ellos!!!

- ¿Lo de la lluvia lo dices por algo? - comentó suspicaz DIOS.

- Sabes muy bien a que me refiero. El partido de la copa de Lenin del mes pasado...

- Yo iba con el Zenit, Vutroi, y aquel día llevaba las de perder, tenia que hacer algo. Podría haber hecho que le cayera un rayo a vuestro portero, pero ese no es mi estilo, además el suplente era mucho mejor.

- Pero podrías haberle dado supervelocidad o algo así a los de tu equipo...

- Los ganadores no hacen trampas Vutroi, ni toman drogas, a no ser que se encuentren en Wall Street. Lo que quería hacerte ver es que la felicidad completa es muy difícil de conseguir, a no ser que te conformes con poquísima cosa, con lo que corres el riesgo de convertirte en un anacoreta.

- ¿Un qué? - preguntó extrañado.

- Ya sabes, esos tipos que viven solos, alejados de todo, vestidos con un saco y con grandes barbas...

- Algo así como tú ¿no?

- ¡¡¡Oye sin faltar!!! Mira lo que te digo, muérete de envidia. Yo soy el único en todo el universo que es feliz las 24 horas del día, todos los días del año, todos los años de la eternidad.

- El de la narración ha dicho que aquí no existen los días....

- Lo he leído y también esa tontería de que si no hay una mujer de por medio, el tiempo no fluye. ¿No te habrás creído eso verdad?

- Bueno... - balbuceó avergonzado.

- ¿Sabes quien es Einstein?

- ¿Quien?

DIOS se quedó pensativo.

- No conoces a Darwin, no conoces a Einstein, no sabes que significa anacoreta... Sólo dios sabe como llegaste a ser astronauta Vutroi.

Pero no se amilano con la ofensa de DIOS. La conversación parecía terminada, aunque seguía teniendo dudas.

- Oye, ¿cómo sabes que eres feliz si nunca has conocido la tristeza?

- Para eso os tengo a vosotros Vutroi, para eso os tengo a vosotros.

sábado, 17 de febrero de 2007

La sirena nocturna

La noche aún estaba en su apogeo cuando decidió volver a casa. Ni siquiera la promesa de bebida gratis por parte de sus amigos, fue capaz de retenerle en el atestado pub en el que solía pasar los sábados noche. Le molestaba todo, la gente con su charla ininteligible a causa de los vapores etílicos que flotaban en el ambiente, el humo que inundaba cada rincón, incluso la desmesurada atención que le prestaban sus amigos, preocupados por su estado de ánimo en los últimos días.

Pese a ello, no tenía ganas de volver a casa tan pronto. Decidió dar un paseo por el solitario paseo que bordeaba el mar.

Al día siguiente se vería repleto de turistas; pero a esas horas dormían aún, dejándole una intimidad y soledad que su confusa mente agradecía. El sonido del mar batiendo con furia la orilla, acompañaba sus pensamientos. No podía dejar de pensar.

Caminando lentamente no se percató de la presencia de la chica, hasta que no estuvo a pocos pasos de ella.

Morena, de formas definidas e insinuantes bajo un largo vestido de noche, negro como el cielo de la misma y el pelo tan largo que se perdía más allá de su espalda. Sólo le bastó un fugaz vistazo para preguntarse cómo una chica tan guapa podía estar sola.

Se acercó a ella lentamente, con paso firme pero temeroso de que se sobresaltara con su presencia y saliera huyendo como una gacela ante la presencia de un león; solo que él de león tenia únicamente una larga melena recuerdo de su época estudiantil; nunca había tenido dientes o garras para "atacar" por diversas razones que nunca se había atrevido a analizar por miedo a las conclusiones que pudiera obtener.

Ni el sigilo del que hizo gala, ni la escasa visibilidad, ni el estruendo del mar, pudieron ocultarle durante mucho tiempo de la triste mirada de la chica, que se habían posado sobre él cuando se encontraba a tan solo un par de metros de ella. En sus manos podía distinguir los restos de varias fotografías, reducidas a pedazos.

- Así está mi vida ahora - sollozó ella al percatarse de que él fijaba la vista en sus manos.

Había visto la misma situación muchas veces. Sus amigas siempre acudían a él con lágrimas en los ojos y el corazón en un puño al final de una relación.

domingo, 11 de febrero de 2007

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Fin del juego Año 2 (y pico)


Arthur era un joven libidinoso, solitario y huraño, que no tenia mucha suerte con las mujeres. El usuario medio de internet vaya. Pasaba los días de casa al trabajo y del trabajo a casa, donde convivia con un antiguo compañero de la facultad llamado David. Él era su único contacto con el exterior, y el que le concertaba alguna que otra cita, generalmente con chicas desesperadas que necesitaban el dinero. Una tarde, tras volver de una cita en la que su acompañante no habia aparecido, buscó en el google material para relajarse y evadirse de su triste vida: culos y tetas. Al instante se le presentó en la pantalla una lista de enlaces con llamativos titulos que luchaban por hacerse con su atención. Navegando entre ellos fue a parar a "Fin del juego", un extraño blog en el que no habia una sola foto en la que poder admirar las prodigiosas curvas de una mujer, sino frases metidas con calzador, formando un texto semicoherente. - bueno- pensó con demasiado optimismo- igual habla del tema. Y empezó a leer la última entrada:




El post interminable

La apacible vida en Robotolandia se habia visto alterada en los últimos tiempos por un extraño fenómeno que amenazaba su existencia misma. Emisarios de todas partes del país se dirigian a la torre de Gofre donde esperaban hallar respuesta y consejo de boca de su máximo dignatario: Mr Roboto. Amo y señor de todo lo que abarcaba la vista con un buen par de prismáticos.

Uno de esos emisarios era Flefa, hada del gremio de los tejedores de Anrab en el extremo septentrional del continente. Tras más de una semana de viaje a lomos de su fiel mariquita de carreras, la noche la alcanzó a pocos kilometros de su destino, pero se topó con un grupo de mensajeros de distintas ciudades y decidió acampar con ellos para darle descanso a su montura. Un apuesto moreno salió a su paso para recibirla.

- Saludos bella hada, soy Harry del pueblo de los Irlandeses rojos, ¿qué la trae por estos agrestes parajes?

- Estoy en una misión secreta - respondió ella- pero si me das una cerveza te la cuento. Es que habia mucho polvo en el camino ya sabes...

- desde luego, pero por desgracia menos del que yo esperaba.- lamentó cabizbajo.

Tras varias rondas, resultó que todos los emisarios habian ido por el mismo asunto, así que decidieron seguir bebiendo, total, para lo que les quedaba... Uno tras otro fueron cayendo presa de la borrachera, hasta que, cerca del amanecer, solo quedaron junto al fuego el hada y Harry.

- ¿Donde guardas el duendecillo?- curioseó flefa, conocedora del folclore irlandés, mientras apuraba la última jarra de la noche.

- si quieres pásate por mi tienda más tarde y te lo enseño.-

- nah, dejalo, tengo más afinidad con los gigantes. No te lo tomes como algo personal, es que un duende me robó la bici hace unos meses y desde entonces no los puedo ni ver.

A la mañana siguiente (o sea dos horas más tarde) salió a toda prisa hacia la torre no sin antes darle a la mariquita un par de birras a ver si asi corria más rápido.Cuando llegó, la sala de audiciones se encontraba repleta de seres de todos los rincones del reino, que parloteaban alterados ante el vacío trono de Roboto. Flefa se unió al gentío con la esperanza de encontrar a alguien conocido, pero antes de que pudiera siquiera coger uno de los ya escasos canapés del buffet, la sala enmudeció. Tras el trono se habia abierto una compuerta de la que habia salido la bibliotecaria morena, que ostentaba el cargo de administradora real de los archivos históricos de Robotolandia y consejera principal de asuntos del reino.

- Amigos - comenzó con la voz quebrada- corren malos tiempos para nuestra tierra. Sé por qué estais todos aquí y creedme, ojala pudiera, pero no puedo daros ninguna foto de nuestro Rey desnudo porque sencillamente no existe ninguna...

Un murmullo de desaprobación prendió como la polvora entre los presentes. Alguien gritó escudado por la multitud:

- No es por eso por lo que estamos aquí, !!!!es por la destrucción!!!!

- Ah bueno, eso tiene fácil solución- suspiró aliviada la bibliotecaria- En su gran sabiduria, Mr Roboto ha elegido a nuestro salvador, un mesias, un paladin...

- !!!A la taza!!!- gritó uno.

- ¿y por qué no un capuccino?- sugirió otro, sacando de sus casillas a la morena.

- cuidadito, no me vacileis con chistes malos a ver si os voy a quitar la suscripción al Penthouse- amenazó con tono furioso- como decía, de las lejanas tierras de Caslia, llegado directamente de las praderas, ha mandado llamar a....

Un redoble de tambores retumbo en la habitación, al tiempo que del foco que habia comenzado a iluminar la parte central de la estancia descendia una plataforma con un humano de orejas puntiagudas ataviado con unos extraños ropajes escarlata y una capa amarilla ondeando al viento. Los emisarios permanecieron en silencio a la espera de las primeras palabras del recien llegado.

- Hola- dijo simplemente, y se fue a saludar a la bibliotecaria.

La curiosidad pudo a un algonquino bastante entrado en años a quien el protocolo de la corte se la traia floja, por lo que no dudó en preguntar al recien llegado quién demonios era.

- Me llamo Tortlon y soy un elfo pies negros- respondió con una amabilidad que encandiló a los presentes, a todos menos al algonquino que siguió insistiendo.

- ¿y eso que significa?

- que mis padres eran unos frikis de cuidado.

Con un gesto enérgico la bibliotecaria dió por zanjada la conversación. Unos guardias entraron en la sala y se llevaron discretamente al alborotador, mientras el elfo era despedido.

- Mucha suerte amigo, que el poder de Mr Roboto te acompañe.

- ¿No me vais a dar algún objeto mágico que pueda usar cuando esté en apuros?- preguntó extrañado Tortlon

- bueno, tengo aquí mi movil, pero está sin bateria. Adios Tortlon, ah y si fracasas no vuelvas.

-¿Donde empezaré a buscar?- se lamentó mientras dejaba atras los empalagosos muros de la torre y cogia las riendas de su fiel rocin Arghhh.

- Disculpa, tal vez yo pueda ayudarte.- El ofrecimiento provenia de un zorro enorme totalmente negro como el alma de un concejal de urbanismo- no muy lejos de aqui vive una hechicera de la que se dice su conocimiento es tan vasto como la colección de porno de Roboto.

- Mira, en circunstancias normales no me fiaria de un animal que habla, sobre todo si anda desnudo, pero quiero terminar pronto con esto y volver a mi tipi élfico a terminar de pintar una maqueta de Optimus Prime. ¿por donde dices que queda la choza de la hechicera esa?

- A 30 kilometros al norte, en linea recta, no tiene pérdida.

A los cinco minutos ya se habian perdido y se vieron obligados a pedir auxilio a una pareja de la guardia civil que andaba por alli por motivos de continuidad de guión. Al anochecer, solo un inmenso pantano les separaba de su meta.

- Esto que ves aquí- le informó Sett, que así se llamaba el zorro- es el pantano de las lamentaciones. Dicen que ahí viven seres inhumanos y deformes que acaban con todo aquel que ose entrar en sus dominios.

- Un momento- reflexionó Tortlon- si esos monstruos matan a todo el que se adentra ahi, ¿cómo es que la gente sabe de su existencia?

- Está implícito en el hecho de que ninguno ha vuelto. no van a haber muerto de una indigestión de barro ¿verdad?

La explicacion de sett no le convenció demasiado, pero no tenian mas remedio asi que empezaron a caminar. El suelo parecia abrirse bajo sus pies. Mas de una vez se vio tentado a dar media vuelta y volver a su vida de semental, pero Tortlon cogia bien fuerte las riendas y le obligaba a seguir.

De pronto el viento, que soplaba frio y cortante, les trajo el rumor de unas extrañas voces que poco a poco iban haciendose más nitidas. - soy virgen!, soy virgen!- se escuchaba una y otra vez repetidas por un coro de voces de ultratumba.

Pronto fueron rodeados por centenares de humanoides de barro que repetian sin cesar tan siniestras palabras. Tortlon desenvainó su espada y a tierra y agua se fue abriendo paso seguido muy de cerca por sett. Una vez se vió libre del fangoso cerco montó en su caballo y corrió como si llegara tarde a una cita con Elizabeth Berkley, dejando pronto atrás el peligro, pero el pantano seguia extendiendose hacia el horizonte, por todo su alrededor.

No es que Tortlon tuviera algunos kilos de más, pero el suelo era algo inestable y el caballo cada vez se hundia más, por lo que tuvo que bajar de él y continuar a pie. A su lado, Sett estaba tan cubierto de fango que a poco que saliera el sol, quedaria paralizado e inmortalizado en una improvisada escultura de cerámica. Sintieron que el aire cada vez se hacía más espeso, parecia que quisiera alcanzar el estado pegajoso y aprisionador del suelo por el que caminaban.

De pronto las voces volvieron a escucharse:

- por favor, acuestaste conmigo, acuestate conmigo!!!

- ¿qué significa esto? - preguntó a Sett.

- Parece que dejamos atrás el pantano de las lamentaciones y hemos entrado en el pantano de la desesperación.

De forma sigilosa, sin hacer apenas ruido, una de esas formas se acercó a Arghhh.

- !!!acuéstate conmigo!!!- le susurró al oido

- !!!!tio que es mi caballo!!!! apartate de él.

No hizo falta que sacara la espada, el monstruo huyó pero para buscar refuerzos. Tortlon al percartarse de ello, subió a la montura, cogió a sett y espoleó al caballo como si por ello le dieran dinero. Una hora despues habian dejado atras los pantanos gemelos.

- Juro que no volvere a acercarme al barro - suspiró aliviado el semielfo

- ¿Ni siquiera si cubre a dos luchadoras pechugonas?

- Ni siquiera, les daré una toalla y que se peleen desnudas como hacian los griegos para resolver los juicios. A ver, ¿por donde queda la casa de esa tal...?

- Mimismidad, la hechicera se llama Mimismidad y vive en lo alto de una loma, justo en el centro del bosque que tenemos en frente.

Más tranquilos, se internaron en el frondoso bosque. Algunas ardillas juguetonas les tiraron unas cuantas bellotas, pero aparte de eso pocas incidencias sufrieron antes de llegar a la puerta de la vivienda de la hechicera: un coqueto Chalet adosado rodeado por un esplendoroso jardín repleto de flores exóticas y pequeños animales lanzapiedras.

- bonito ¿verdad?

En el umbral habia aparecido casi por ensalmo una mujer morena con cuerpo de escandalo, según se podia entrever entre la túnica romana que lo cubria, y una mirada astuta con la que les escrutó de arriba a abajo.

- Soy Mimismidad, pero supongo que ya os habreis dado cuenta.

- Mucho gusto, yo soy Tortlon, indio semielfo e introductor del escoting en Robotolandia, para servirla a usted y a sus pechos. Ah si - recordó de pronto tras recibir un bocado en el gemelo izquierdo- y este es Sett, no se muy bien que hace, pero viene conmigo.

- Bien, y ¿qué os trae por aquí chicos? - quiso saber la hechicera antes de dejarles pasar.

- He de llevar a cabo una misión para Mr Roboto y como no sé muy bien por donde empezar, querria saber si usted seria tan amable de dejarme usar su ordenador.

Durante unos instantes se lo pensó, pero finalmente les dejó entrar. La casa estaba decorada con estilo rústico, varias cabezas de venado y la de algun que otro hombre, pendian de las paredes del recargado despacho donde tenia puesto el PC. Tras recibir el permiso de Mimismidad, esta se fue a preparar algo de comer mientras la extraña pareja se conectaba a internet.

- prueba con google - sugirió Sett.


- Vaya, esto debe ser eso que llaman, un metablog....(en algún lugar un empollon se reira, pero solo uno, porque el chiste es muy malo).

- Ya que estoy, a ver que me sale si pongo "rubias pechugonas"...

Una larga lista inundó la pantalla, pero el que más llamó la atención de Tortlon bueno uno que decir: "colegialas suecas cachondas", una página creada por un grupo de alumnas de un instituto sueco ubicado en una ciudad que no le sonaba de nada.

- No tenemos tiempo para esas cosas- interrumpió enfadada Mimismidad- el destino del Robotolandia está en tus manos y además no tengo tarifa plana, asi que venga rápido.
Esta vez en el cuadro de busqueda escribió: "Robotolandia and problema and solucionar and how to" y pulsó en voy a tener suerte. Sólo aparecia un enlace: la dirección de una tal Monologuista, Reina Carmesí.

- Ah Monologuista - suspiró sorprendida la hechicera - deberia haberlo pensado antes. Si en Robotolandia Mr Roboto es el rey, ella es la reina. No hay tema del que no os pueda aconsejar, conoce hasta el más ínfimo entresijo del reino.

- Pues nada, asunto resuelto, muchas gracias por todo ¿eh?, nosotros nos marchamos ya - dijo Sett mientras se guardaba en el fondillo un buen puñado de pastas que habia preparado Mimismidad para el café de las cuatro.

- Espera, antes de iros, ¿os importaria que os hiciera una foto? - preguntó con timidez- es que no suele venir mucha gente. La extraña pareja no pudo negarse y se dejó llevar por la mano experta de la hechicera.

Tras darle las gracias a Mimismidad y una dirección falsa a la que mandar la factura del book de fotos que les habia hecho, Tortlon y Sett partieron en busca de la Reina Carmesí. Habian obtenido la dirección donde vivía en la página web, pero no tenian transporte. Monologuista vivia en un castillo medieval más alla de la cúpula del deseo, un inmenso y laberíntico valle poblado por las más bellas mujeres del planeta y en el que según se decia todo aquel que se adentraba no salia jamás.


- Algo así como la noche feliz de Casa Juani....

Por primera vez Tortlon echó de menos a su viejo rocín, que habia salido corriendo hacia el pantano en cuanto entraron en la casa de Mimismidad, a saber lo que estaria pasando en ese inmisericorde lugar...

Por fortuna la cúpula del deseo era fácil de encontrar, bastaba con seguir el rastro de babas que dejaban atrás centenares de hombres de toda condición y clase que formaban una kilométrica cola en espera de acceder al deseado valle. Se pusieron en la cola, que llegaba prácticamente a las afueras del bosque de mismidad y esperaron su turno con paciencia.

Cuatro días despues, llegaron a la entrada. Un par de chicas cuya escasa armadura contenia a duras penas sus formas, les hicieron entrar amablemente a punta de lanza, en una de las dos inmensas tiendas cónicas que flanqueaban el estrecho paso al valle coronadas por un cartel con la leyenda: "Los hombres entran, ninguno sale". Varios hombres desnudos les esperaban en lo que parecia ser una sala de espera. Se habian formado pequeños grupos de no más de tres personas, que discutian discretamente, a juzgar por los gestos que hacian, sobre el tamaño de algo.

Un individuo de aspecto fornido, al contrario que los demás, vestido, y que por la expresión de su cara se deducia que estaba al mando, se les acercó y les pidió tambien muy amablemente que se despojaran de su vestimenta. Antes de que el musculado guardian desenfudara la daga que colgaba de su cinto, Tortlon se quedó en pelota picada. El resto de los nudistas interrumpieron de súbito sus conversaciones para repasar de arriba a abajo al nuevo, pero al instante volvieron a retomarlas, aparentemente aliviados.

Tras varios minutos de espera, una de las soldados del exterior, seleccionó a un grupo de hombres, entre los que se encontraba Tortlon, y los sacó por la parte trasera de la tienda.

- Sois libres para recorrer el valle, y hacer lo que os dejen, pero recordad no podreis volver al sitio de donde vinisteis nunca más. El que se acerque aquí morirá.

Sett intentó informarla de la misión que tenian entre manos, su futuro dependia de ellos, pero la joven no atendia a razón alguna y amenazaba con ensartarlos como si fueran un par de pinchitos insípidos. No les quedó otra que dirigirse hacia el extremo Norte, donde, según les informó un rubio italiano con el cuerpo decorado con múltiples colores, vivia alguien que conocía la salida al valle. Pasaron junto a arroyos cristalinos, plantaciones de arroz donde mujeres desnudas se afanaban en trabajar la tierra y aunque se les pasó por la cabeza en más de una ocasión ayudarlas a plantar nabos, continuaron su camino.

Cuando estaban a punto de caer en la tentación, divisaron a lo lejos una gran fiesta a la que no dudaron en sumarse. Centenares de chicas se apiñaban alrededor de alguien. Se abrieron paso a codazos entre los voluptuosos pechos y los esplendorosos traseros, con la esperanza de que en el centro del tumulto se encontrara una mujer aún más atractiva que las que les rodeaban, pero en lugar de la mujer 10, se encontraron con alguien inesperado.

- !!!Usted es el presidente Kennedy!!!- exclamaron sorprendidos al unísono- ¿que hace aquí?

- hola muchachos . saludó alegremente-

- pero usted está muerto

- así es, pero me echaron de la ciudad de los idem y me exilié a este paraiso en la tierra. Pero bueno no hablemos de mí, ¿qué os trae por aquí?


Con la ayuda de Sett y de varios gráficos, le explicaron la situación. A medida que lo hacian la cara de Kennedy pasó de una estúpida alegria al más descarnado terror.

- oh dios mio, vamos a morir todos!!! - gritó como una nena

- ¿qué le importa? usted está muerto.

- lo sé, pero ellas no y no soporto la idea de que se vayan de este mundo sin haberse acostado con un Kennedy. Venga chicas, ¿quién se apunta a una orgia en mi yate?

- Desde luego si se hunden, no tendrán problemas con los flotadores - pensó Tortlon, porque todas corrieron furibundas mientras se desprendian de sus bikinis hacia el muelle, detrás de ellas las seguian babeando JFK y Sett, que con un escueto, "ahi te quedas" habia dado por terminada su participación en la historia.

Por suerte quedó una chica. Una bella morena de bello rostro y bellos calcetines, que se presentó como Eriwen.

- sigueme, te llevaré hasta nuestra jefa. Vive allí- dijo señalando una pagoda en lo alto de un enorme risco que acto seguido empezaron a escalar.

Desde las alturas, se tenia una vista clara del yate de los kennedy, donde se estaba desarrollando una orgia como nunca antes se habia visto. Una duda le asaltó de pronto.

- ¿por qué todas las chicas de por aquí están tan buenas?

- este es el mundo de mr roboto, no existen las mujeres feas, es como si tuvieras
permanentemente nublado el juicio a causa del alcohol - respondió Eriwen sin pararse siquiera.

En los últimos metros de subida, tuvo que cargar con Tortlon, que no estaba acostumbrado a hacer mucho ejercicio. Al llegar a la cima, lo tiró a los pies de una bella amazona pelirroja.

- Saludos Catecolamina, este hombre quiere verte.

La miró de arriba a abajo y se quedó sin habla. De entre todas las bellas mujeres de la cúpula del deseo ella destacaba como la pálida luna sobre el negro firmamento. Una larga cabellera de fuego cubria su espalda y gran parte de su pecho, cubierto por una armadura de cuero negro que se ceñia a sus prominentes curvas como las ruedas Michelin al suelo. Fetichista como era, no pudo dejar de fijarse en las botas altas que cubrian sus piernas hasta más alla de las rodillas. Se recompuso lo mejor que pudo, y con la voz más grave que fue capaz de modular se dirigió a ella.

- Señorita, prefiero la muerte a saber que jamás la tendré entre mis brazos

- Eriwen tiene una espada, tú mismo.- respondió con desdén la pelirroja.

- Hablaba metafóricamente por supuesto, pero ya que no puedo perderme entre sus cabellos, ¿sería tan amable de indicarme cómo salir de aquí?

En circunstancias normales tendrias que superar tres pruebas, con hilarante resultado, pero como no tenemos mucho tiempo... ¿ves aquella montaña de allí con forma de miembro viril? - dijo señalando un falo de roca a pocos metros- una vez llegues a ella, gira a la izquierda, luego a la derecha en el geiser y sigue todo recto, llegarás a un pasadizo que te llevara al barranco de la muerte.

Decir "muerte" y tronar fue todo uno. Los rayos rasgaron el cielo y el estruendo les ensordeció.


- BRUUMMMM

Parecia como si el trueno hubiera traspasado la pantalla para retumbar en su habitación, pero eso no era posible.

- ¿qué ha pasado?- preguntó Arthur en voz alta.

- me ha estallado la minicadena en la cara - respondió con voz quejumbrosa David.

- menos mal, me habia asustado- suspiró aliviado

- Llama a una ambulancia....

Pero Arthur no escuchó esas últimas palabras pues habia puesto su atención de nuevo en el post.
- una vez llegues al barranco ya te las apañas - terminó Catecolamina.

El descenso fue más descansado puesto que lo hizo rodando a causa de un empujón a traición, jamás sabría de quien. Las indicaciones de Catecolamina resultaron ser exactas y sin perdida llegó al borde del barranco. Un desvencijado puente, que ya era viejo cuando lo colocaron allí, se se balanceaba sobre el abismo. Lo cruzó pasó a pasó, preguntandose por la razón de que ostentara tan luctuoso topónimo . Cuando terminó de cruzarlo, supo por qué. Un monstruo horrible saltó desde una de las cuevas que se distribuian por las montañas y se interpuso en su camino.

- Soy ella la... -dijo con el susurro propio de los malos de las películas policiacas de los 50.


- ¿Ella la puntos suspensivos? vaya nombre más raro...

- No, así no, es que por cuestiones de Copyright no puedo decir mi nombre completo, pero bueno mirame,¿está claro no?

- joder, es como si me hubiera escuchado- se sorprendió Arthur

- pues la verdad es que no caigo - respondió Tortlon.

- a ver, ¿que tiene 8 brazos, mucho pelo y babas?- preguntó pacientemente la araña (para el que no lo haya pillado aún)

- ¿cuatro leñadores montándoselo un sábado noche?

- no, no y no. No hagas que me enfade ¿eh? ¿has visto alguna vez a una araña enfadada?

- Ah, entonces ¿eres una araña?

- que si coño, que soy ELLA LAARAÑA, ELLA LAARAÑA, E-L-L-A L-A-A-R-A-Ñ-A!!!!!

- y por lo que veo, tienes poca paciencia....

Lo último que vio Tortlon antes de caer sin sentido por un escupitajo de despecho lanzado por Ella, fue dos pequeñas figuras que agilmente saltaban sobre él y hostigaban valientemente al arácnido, haciendole retroceder hasta el agujero de donde había salido.

Cuando recuperó el sentido, la cabeza le dolia demasiado como para abrir los ojos, pero si que pudo escuchar una extraña conversación que se llevaba a cabo a pocos metros de él.

- ¿Oye Peep, crees que Brian se enrollara con Justin?

- Oigh chico pues no se, pero espero que se despelote en el próximo capítulo porque tiene un culo que deberia estar expuesto en todos los museos del mundo.

El que una voz masculina alabara el trasero de otro hombre, puso en guardia a Tortlon, que se incorporó pese a que todos los huesos y musculos de su cuerpo le suplicaban lo contrario. El gesto no pasó desapercibido para los dos seres enanos, que acudieron entusiasmados junto al lecho donde reposaba.

- Nos alegra mucho que estés mejor guapetón, nos diste un susto de muerte antes cuando te desmayaste delante de esa perra de Ella.

Tortlon les miraba de hito en hito desconcertado, de un salto se habian subido a la cama y se habian tumbado a sus pies. Consciente de ello, el otro enano se presentó.

- Chico, perdona a mi compañero. Yo soy Peep y él Marion, somos hobbits abogados. Básicamente buscamos crimenes contra los derechos de autor en los blogs, como el episodio de hace unas horas con la araña. Nos dieron el chivatazo de que en este post se estaban cometiendo delitos flagrantes contra la propiedad intelectual y aquí estamos. Por suerte llegamos justo a tiempo de que Ella te envolviera en un capullo y te llevara a ...ordor

- Ah, pues gracias - susurró Tortlon algo confundido aún - ¿dónde estoy ahora?

- Tranquilo - respondió Peep, o era Marión... - te trajimos a una choza que encontramos abandonada en la ladera de una montaña. La decoración es deplorable pero al menos las vistas son estupendas. Mira por esa ventana que tienes a la izquierda y verás que entrada renacentista más deliciosa han construido.

El hobbit tenia razón, decenas de femeninas estatuas se alineaban formando un pasillo hasta lo que parecia una fortaleza medieval con su puente levadizo y todo. Habia encontrado la casa de la Reina Carmesí al fin, a menos que hubiera otros castillos cuya entrada estuviera presidida por un enorme cartel con las palabras: Monologuista´s Place.

Tortlon se despidió amablemente de los hobbits. Cuando ya se encontraba a trescientos metros de la cabaña, se giró y corrió hacia el castillo. Los números de telefono de Peep y Marión salieron volando para ir a parar quien sabe donde...

La kilométrica entrada estaba flanqueada por estatuas de bellas mujeres de un realismo tal, que parecia que de un momento a otro saltarian sobre todo aquel que osara pasar ante ellas. Como en ese momento estaba haciendo Tortlon pues imperaba entrar a palacio y terminar de una vez por todas con tanta tonteria. Una tras otra fue dejando atras las estatuas, cada una con su propio nombre: Ana, Raquel, Laura, Sandra, morena misteriosa, rubia misteriosa... pero hubo una que le llamó especialmente la atención, estaba hecha de jade y en una pequeña placa de oro se podia leer: Flefa.

- Un momento ¿Tú no habias salido ya en esta historia?- reflexionó Tortlon en voz alta, pues era obvio que le estaba hablando a la piedra.

- Sí- respondió sorprendentemente el hada verde, lo que provocó que Tortlon permaneciera impasible, pues el tio era un hombre tranquilo- es que en Robotolandia no hay muchas mujeres ¿sabes? y como estoy tan buena, pues hago doblete ¿tienes algo en contra?

- No, no - se apresuró a responder Tortlon antes de echar a correr, pues ya sentía el maligno influjo de tanta mujer guapa junta. A lo lejos pudo escuchar cómo la estatua le decia:

- Tienes suerte de que sea nuestro día libre, si no, no hubieras salido vivo de aquí, eso sí, hubieras muerto muy feliz.

Con la lengua fuera pese a haber recorrido apenas 200 metros (cuando terminara todo se prometió dejar de fumar Celtas) penetró en el inmenso y deshabitado palacio de la Reina Esmeralda. Recorrió habitación tras habitación, pasillo tras pasillo y por alguna terraza también pasó hasta llegar al salón del trono, donde bella entre las bellas, se hallaba Monologuista, con un aura escarlata rodeandola que perfilaba sus facciones perfectas, escribiendo en su portatil.

- Escucha bien estas palabras. El mal que nos amenaza tiene tintes de ser apocalíptico.- Su voz era grave y solemne, la misma que suele poner como una moto a los hombres.

- Las casas destruidas y los cuerpos calcinados que vi de camino aqui, me han hecho comprender la situación.


- Casi desde el principio de la existencia de Robotolandia- prosiguió Monologuista ignorando el comentario del visitante- Mr Roboto ha mantenido una pugna con unos seres de otro mundo, seres con una percepción de la realidad totalmente opuesta a la nuestra: los redactores del Pravda. Durante todo este tiempo, el hecho de que Robotolandia apenas fuera visitada por unos cuantos navegantes y estuviera incomunicada del resto del mundo, hizo que tamaño desafio no tuviera consecuencias, pero no sabemos cómo, hace unos días cuatro de ellos aparecieron en las fronteras del reino acabando con todo en su camino a la torre de gofre.

- Bueno, pero ¿cómo se les puede detener?

- Espera chico, dejame terminar, ¿que prisas tienes?

- Podría estar toda la eternidad contemplando sus ojos, pero a cada instante que pasa las posibilidades de salvar Robotolandia disminuyen.

- A mi me lo vas a decir. Como te iba diciendo - continuó inalterada por el cumplido y la urgencia de la situación- ninguno de nosotros tiene el poder suficiente para derrotarles, sólo alguien que no vive aquí es capaz de hacerlo.

- ¿No podria ser más específica? no se, ¿no podria decirme que coche tiene o su nick del messenger?

- Ya he hablado lo suficiente, y ahora si me disculpas debo volver a mis quehaceres, que me han dicho que en el Luxury han montado una fiesta de escándalo.- Se dió me dia vuelta y se fue, dejando a Tortlon con el corazón roto y unas ganas enormes de chupar las botas de Monologuista (ver postdata 4)

Tortlon continuó vagando por el castillo hasta que encontró la puerta de servicio y pudo salir a la calle. Frente a él se extendia una larga avenida que empezó a recorrer porque no tenia otra cosa mejor que hacer. Al contrario que en el resto de los lugares por los que habia pasado, aquí si habia gente, pero como no intervienen para nada en la historia, no se fijó en ellos, en cambio sí que le dedicó un par de miradas a un extraño trio de mariachis que dormian la siesta apoyados a la pared de una merceria. No bien los pasó de largo, una voz sonó tras él.

- Tortlon, tu personaje es más plano que un muñeco del "paper mario".


Se giró rápidamente ante la ofensa sufrida. Los mariachis ya no estaban tan dormidos, con los sombreros a su lado, miraban fijamente al elfo.

- Yo soy Bentxi- dijo uno.

- Yo, el Doctor Cataplasma - silbó otro

- Yo, Destructor - gruño el último.

- Y juntos formamos - gritaron al unisono- LOS TRES AMIGOS!!!!

- Heeeey!!!! - el movimiento pélvico con el que acompañó el grito fue instintivo. Extrañado, se sentó y continuó leyendo.

- Me alegro por vosotros pero ¿Qué problema teneis conmigo? ¿acaso voy criticando yo vuestra ropa?

- ibamos en busca del arbusto cantarin Junior, pero el rollo del fin del mundo nos lo ha impedido, y yo le habia prometido a una morena con los pechos como bombonas de butano que le llevaria la cabeza del arbusto. Cuando nos enteramos de que el gran Roboto habia mandado a su elegido para arreglar el problemilla, nos tranquilizamos, pero estamos viendo que la cosa no avanza macho.

- Eh, eh, ya me gustaria veros en mi situación. De todas formas creo estar cerca de la solución. Monologuista me dijo que debia encontrar a alguien que no viviera aquí, me imagino que con lo de "aquí" no se referia al barrio, he estado echando un vistazo por los alrededores y esto está desierto. Por cierto, ¿os he dicho que yo introduje el scoting en Robotolandia?.

-Ah, que gran mujer Monologuista. Toda una dama: preciosa, inteligente... ¿alguien que no vive aqui eh?- murmuró Bentxi pensando para si- espera ya lo se, creo que esa pregunta me la pusieron en el psicotécnico del carnet de conducir, si no vive aqui, es por que está muerto.

- Y ya sabes donde viven esos inadaptados- apostilló Doc

- Si, en la ciudad de los muertos..., ¿está muy lejos de aquí? es que así andando no termino de ubicarme.

Destructor le dió las indicaciones pertinentes y un euro para el bus, que no eran horas como para ir andando por la calle. Tras un agotador viaje de media hora, el conductor le dejó a las afueras de la ciudad, pues no se atrevia a entrar sin escolta policial. Las calles estaban vacías, lo que llevó a reflexionar a Tortlon cómo diantres se pagaban las pensiones en Robotolandia si el país estaba medio desierto.

- Será vago el tio que no incluye a gente para no tener que describirla....

Como no sabia my bien hacia donde ir, se dirigió hacia el estadio local, de donde provenia un griterio ensordecedor. En las gradas se acumulaban centenares de seres de ultratumba, largo tiempo olvidados por los vivos: Marlon Brando, el Aga Khan, el padre de Simba, el bateria de Los Beatles, Brian Johnson... todos tenia su mirada puesta en el centro del recinto, donde Chuck Norris estaba disputando la final del campeonato de pulsos contra Bruce Lee, que según le inforó Jimmy Hendrix, competia para ganar el camión del primer premio y el cariño y el respeto de su hijo Brandon, con el que se habia peleado porque este último creia que Bruce habia pasado de él en su infancia.

Antes de que Jimmy terminara el capítulo tercero del culebrón de los Lee, el coliseo enmudeció, Chuck Norris estaba a punto de ganar el duelo. El rostro de Bruce se contrajo en una mueca de dolor y tristeza a partes iguales, lo que no pasó desapercibido para Chuck, que estaba al tanto de toda la historia, y ya saben lo que dicen: Chuck Norris solo pierde si con ello gana el amor, así que soltó el brazo de Bruce, llamó a su nube kinton, saltó sobre ella y se perdió en el horizonte.

- Me gustaria saber que se habia fumado el autor cuando escribió esto

Se dió por vencedor a Bruce, que con lagrimas en los ojos se fundió en un largo abrazo con su hijo Brandon, que habia saltado de la grada para pedirle las llaves del camión a su viejo. La alegria se apoderó de los presentes, cuando se procedió a la entrega de premios.

Alguien entró a toda prisa al campo y susurró algo al alcalde de la ciudad que en ese momento estaba entregando el diploma participativo a Bruce. Desde donde se encontraba, Tortlon no podia saber qué le estaban diciendo, pero sí vio como el alcalde se ponia blanco, al menos todo lo blanco que se puede poner un muerto.

Un estruendo le sobresaltó, en el horizonte una hilera de edificios se habian desplomado de súbito. El alcalde tomó entonces el microfono, ante el exaltamiento de los presentes para los que el hecho no había pasado desapercibido:

- Conciudadanos, no hay de qué preocuparse, ha sido un pequeño fallo en los pilares de los edificios lo que ha provocado su colapso.


Pero la actitud del alcalde era de todo menos tranquilizadora. Cuando uno ve al máximo responsable de gobierno, correr como una gallina hacia la salida más próxima es que las cosas no van precisamente bien. Por consiguiente, la histeria se apoderó de todos los asistentes, que raudos se lanzaron con furia a las salidas de emergencia, sin tener en cuenta la mayoria de que no podían perder la vida ni aunque Britney Spears cayera sobre ellos.

Tortlon decidió esperar a que la situación se calmara, bueno en realidad estaba embobado con el obscenamente abierto escote de Marilyn Monroe, que se habia quedado dormida en el asiento delantero hacia varios minutos. Los edificios caian cada vez más cerca del estadio, pero no podia apartar la mirada de ellas. !!!Eran los senos de Marilyn!!!, algo que solo se ve dos o tres veces en la vida.


Cuando un bloque de apartamentos cayó sobre un ala del estadio reduciendola a escombros, la rubia despertó.

- Oh dios mio- exclamó confusa- menos mal que puse el despertador, voy a llegar tarde a mi cita con Jimenez del Oso.

Y echó a correr. Tortlon, que esperaba conseguir su telefono,salió tras ella, pero pronto le perdió la pista junto al puesto de los perritos calientes de la entrada del estadio.

- buff parece mentira que con esas peras pueda correr tanto - pensó.

Como si reaccionara a la visión del puesto, su estomago rugió con furia, tuvo que robar una hamburguesa para calmarlo. Tras comerse una de tres pisos sin pan, el ruido cesó, pero ahora era otro el que iba en aumento. Los redactores de Pravda lo habian encontrado y se dirigian hacia él aplastando todo lo que se cruzara en su camino. Ante sus ojos se desmoronaron uno tras otro, el estadio, una pista de petanca, la universidad de los muertos (española por supuesto), el ayuntamiento, varios edificios antiguos de la época colonial con sus balcones de arcilla de los que jamás volverian a colgar las guirnaldas de navidad... que aplanaron el terreno a base de bien. Cuando la nube de polvo levantada por semejante orgia destructiva fue disuelta por el fuerte viento de levante que se levantó en ese instante, Tortlon se encontró frente a frente con los rusos sin ningún sitio donde esconderse, sin nadie que le ayudara, pues los que podian hacerlo se hallaban bajo los escombros o corriendo como liebres lejos de allí.

Estaba sólo e indefenso, sin armas, sin esperanza y casi se diria que sin valor, pues cerró los ojos y rezó para que no le doliera mucho la paliza que presumiblemente iba a recibir en breves instantes. Tragó saliva y contrajo los musculos, como habia visto hacer a los luchadores de Wrestlemania allá en la, ahora lejana, Caslia. Cómo le gustaria retozar en sus verdes praderas a la sombra de un pino con la hija del jefe de la tribu...

Mientras pensaba todo esto, un gigante de dos metros, chupa de cuero y Harley entre las piernas, había salido de no se sabe muy bien donde y se había interpuesto entre los dos contendientes.


- tio, ¡¡¡yo te he visto en Harry Potter!!! - exclamó Tortlon con una mezcla de alegría y sorpresa.

- anda dejate de gilipolleces y monta que no tengo todo el día.


De un salto, se subió de paquete en la moto. El desconocido no tardó un segundo en arrancar, cubriendo de polvo en el proceso las igualmente sorprendidas caras de los periodistas. Mientras con una mano manejaba la moto, con la otra rebuscaba en la mochila que llevaba a la espalda. Tras unos tensos momentos en los que los redactores a punto estuvieron de alcanzarlos, consiguió sacar un paquete oscuro que arrojó a sus perseguidores de inmediato.

- Eso les mantendrá un tiempo ocupados.

Y con un rugido ensordecedor, todo saltó por los aires a sus espaldas.

- ¿Que les has tirado?- quiso saber tortlon

- La discografia de los Megadeth.

Sólo hicieron falta varios minutos a toda velocidad por la interestatal-27 para llegar a la torre de gofre, pues Tortlon se habia dado por vencido e iba a pedirle a Mr Roboto las llaves de su coche, que se habia visto obligado a dejar bajo amenaza para que se embarcara en tan infructuosa misión.

Con un frenazo en seco terminó el viaje.

- por cierto ¿como te llamas? - preguntó Tortlon

El desconocido se subió levemente las gafas de sol, miró de arriba a abajo al elfo y le espetó:

- A tí te lo voy a decir....

Lo único que pudo ver a traves de la ya familiar cortina de humo que dejó al irse, fue la matrícula de la moto: Slayer.

El ambiente en la torre distaba mucho del alegre jolgorio que se respiraba por sus barrocos pasillos cuando se fue. Ahora sólo quedaban los restos de lo que parecia una fiesta salvaje en el que habia corrido el alcohol, los condones y los bocatas de atún, a juzgar por los desperdicios a traves de los cuales fue abriendose paso hasta llegar al salón del trono. Su entrada no perturbó la partida de Strip Poker que estaban jugando Mr Roboto y la bibliotecaria morena, que sólo terminó cuando Roboto perdió los calcetines, momento que aprovechó Tortlon para hacer acto de presencia.

- Majestad, debo confesar que he fracasado, pongo mi cargo a tu disposición para lo que sea. Y ahora si es tan amable de devolverme las llaves....

- Estás equivocado, nuestro salvador ha estado siempre contigo, observándo atentamente todos tus movimientos desde su anonimato- repuso Roboto tranquilamente, como si su imperio no pendiera de un hilo muy fino.

- ¿quieres decir que me has tenido paseando por todo el puto lugar sólo para contentar a un jodido voyeur?

De pronto el suelo tembló bajo ellos. La bibliotecaria morena se asomó por una ventana para contemplar horrorizada como los redactores del pravda vertian litros y más litros de vodka sobre la base de la torre, ablandando la ya de por si frágil estructura.

La torre empezó a sacudirse violentamente y enormes pedazos de gofre caian sobre los presentes más rápido de lo que podian comer, además no habia caramelo ni nata para acompañarlo, ni siquiera un triste vaso de cola cao. Mr Roboto entró en un trance místico inducido por una sobredosis de fanta y comenzó a hablarle al techo.

- Arthur, si tú, el pajillero que esperaba encontrar culos y tetas en mi blog, debes darme un nombre para el pasaporte o si no mi existencia se desvanecerá como un vaso de tequila a la puerta de un instituto. Por favor, !!!dame un nombre!!! millones de personajes y algún que otro salido que como tú que viene a parar aquí en busca de pornografía depende de ello.

Arthur abrió la boca aún incredulo, ¿sería posible que el fuera el salvador de aquel blog que hasta hacia media hora antes, no conocia ni le importaba? Las palabras escalaron su esófago penosamente, sólo por probar (como aquella vez que estando con una chica esta le sugirió introducir uno de sus dedos en un sitio que no queria recordar) iba a satisfacer la petición de tan singular personaje,pero cuando iban a salir por fin...

- Anda!!!, a ver que es esta ventana que se me ha abierto aquí... al fin...culos y tetas!!!.




Fin

PD: Con este post iba a dar por concluida la andadura de este blog el pasado 31 de Diciembre, pero me fuí de viaje y no pude terminarlo. Paradojicamente, tras dejar el blog, el hecho de terminar el post ha sido lo que me ha llevado a volver a el mismo y continuar con las chorradas de siempre.

PD2: Espero que nadie se ofenda, los papeles los elegí al azar, salvo alguno que otro por motivos obvios :P Empecé a escribirlo antes de que algunos os incorporarais al blog, asi que si me he olvidado de alguien (que creo que no) lo siento :(

PD3: Cualquier parecido de los personajes del post con sus nicks reales es pura coincidencia :). Quejas, molestias y palizas de madrugada a la salida de un bar, ruego sean dirigidas a mi representante: viste de amarillo, tiene varios tatuajes extraños y responde al nombre de Dummy

PD4: Lo reconozco, el de las botas soy yo.
PD5: Gracias a Tortlon por el dibujo que encabeza el post y que tan amable y gratuitamente ha realizado :)

martes, 6 de febrero de 2007

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Perdido en el espacio

Todo estaba muy tranquilo en el exterior. Sasha comprobó la posición del sol y tras unos rápidos cálculos mentales, avisó a su compañero Vutroi de que la jornada de trabajo había llegado a su fin. Podría haber mirado simplemente el reloj, pero Sasha era un pedante de cuidado.

Vutroi se sintió aliviado. Llevaban más de 7 horas haciendo reparaciones en la estructura sin apenas descanso. Aún así no se sintió fatigado hasta que cruzó la escotilla y se desprendió de su traje de cosmonauta.

Tras bautizar la artificial noche con sendos tragos de vodka, se fue a dormir, deseando que la teniente Ivana se acurrucara con él dentro del frío saco de dormir del ejército soviético. Aunque había dos mujeres más en la tripulación de la MIR, Vutroi sólo tenia ojos para ella, al igual que los seis hombres restantes y Lenny, el robot de apoyo. Con el rostro de su Ivana en mente, se quedó dormido, echo un ovillo.

Cuando despertó, lo que más le sorprendió fue no chocar con el techo de su litera, como hacia todas las mañanas. Al abrir los ojos supo por qué. Flotaba en el espacio, alejándose lentamente de la estación espacial la cual en esos instantes no era más que un punto metálico perdido en un mar de negrura.

Intentó pedir ayuda, hasta que se dio cuenta de que era inútil, nadie iba a escucharle, luego probó a bracear pero lo único que consiguió fue agotar las pocas fuerzas que le quedaban tras tres meses bajo los efectos de la ingravidez. Impotente, se dejó llevar por los vientos cósmicos.

En algún momento debió quedarse dormido, pues al abrir los ojos se encontraba en medio de una nebulosa, que no recordaba haber visto antes. Brillantes tonos amarillentos y verdosos recubrían todo a su alrededor, formando extraños patrones asimétricos.

- Anda, eso parece una vaca - dijo Vutroi tras haber visto una nube con la forma del bovino animal.

- Me alegra que te haya gustado, me ha llevado dos días hacerla ¿sabes?

La extraña voz parecía venir de todas partes y de ninguna a la vez. De todas formas allí, sin aire, era imposible escuchar nada y la radio estaba estropeada.

- Debo de estar empezando a volverme loco- pensó resignado.

- No exactamente, te estoy hablando directamente a la mente, es menos cansado.

- ¿Quien eres?

- ¿Crees en dios Vutroi?

- No mucho.

- Entonces te va a costar entenderlo.

- Un momento, ahora que caigo, ¿cómo sabes mi nombre?

- Yo lo sé todo, como aquella vez que chantajeaste a tu profesor de física con aquellas fotos suyas con una alumna.

- ¿Mamá?

- No Vutroi soy DIOS, si quieres te enseño el carné...

- Déjalo, no hace falta.

- Me alegro, de habértelo enseñado te habrías quedado ciego, sordo y mudo.

- Aquí no tengo mucho que ver, oír o decir ¿no crees?

- La verdad es que no, pero oye, puedes verme a mí, en la tierra darían lo que fuera por ello.

- Pero se llevarían un chasco.

- ¡¡Pero bueno!!- gritó encolerizado ÉL.

- Además si tu eres DIOS, ¿por qué no impediste que me hicieran esto?

- ¿Y que se corra la voz? El que sea omnipotente no significa que no me cueste trabajo hacer las cosas ¿vale? Si te salvara a ti pronto tendría a millones más pidiéndome que les ayudara a hacer la declaración de la renta. Además, ya envié a un becario a la tierra hace unos años y acabó (palabras textuales) hasta los cojones de vosotros.

- Supongo que los hombres no somos demasiado amigables, bueno tu lo sabrás bien, nos hiciste a tu imagen y semejanza.

- Veo que no has oído hablar de Darwin... yo sólo pretendía tener mi propio parque temático con lagartijas de colores, pero un día tropecé y de una pedrada se jodió todo. Luego salisteis vosotros...

- Para ser DIOS eres muy mal hablado.

- Yo hablo como me sale de la punta del....

Pero Vutroi ya no le escuchaba, toda su vida pasaba ante él, los recuerdos se apiñaban en su mente: las horas encerrado en una pequeña habitación estudiando para llegar a ser alguien, que no había servido para nada, aquella vez que la conductora del autobús de Kiev le rompió el corazón...

- Mis compañeros no me hacían caso, no tenia amigos, mi vida sentimental era más aburrida que la de un sacerdote... tampoco he perdido nada, a nadie le importa si llego tarde a casa o si he tenido un día duro. A decir verdad, no soy muy popular allí ¿sabes?

- Tus compañeros te tiraron por la escotilla Vutroi, no hace falta que lo jures.

- Por cierto ¿por qué lo hicieron?

- Porque no hay dios que soporte que le cuenten el chiste del perro mistetas veinte veces al día Vutroi, eres un plasta.

Durante unos minutos se hizo el silencio, los dos se sumieron en sus pensamientos, hasta que Vutroi se decidió a hablar.

- Yo me dedicaba a hacer experimentos con campos magnéticos, tenia una casita a las afueras de Minsk y pensaba comprarme un perrito... - sollozó el astronauta.

- Pues ahora estas aquí, que putada ¿no?