sábado, 3 de junio de 2006

Anoche fui.... la bicicleta del Piraña

Nací en la fábrica de G.A.C. a principios de los 80, era el orgullo de la industria ciclista española. Estaba fabricada con los mejores materiales posibles: el caucho de mis ruedas era el mismo que el del Buran soviético y el cuero del sillín había pertenecido a una vaca hindú.

Un día vino un señor orondo a hacer un casting para una serie y me escogió a mí. Supongo que le gustaría mi interpretación de la bicicleta de Bahamontes. La serie se rodaba en un pequeño pueblo de Málaga y hacia allí fuimos cuatro compañeras más y una servidora una soleada mañana de junio.

Cuando llegamos, el director me presentó a los que serían mis compañeros durante el rodaje. Recé para que me tocara el niño rubio de ojos azules, pero al final quiso la suerte que fuera mi acompañante un niño de vasto perfil que tenía siempre las manos pringosas de chocolate, mantequilla, aceite, grasa y otras salsas, porque el chaval no dejaba de comer ni aunque me estuviera conduciendo cuesta abajo y sin frenos.

Al principio, El Piraña, que así se llamaba, no podía dar tres pedaladas seguidas sin cansarse. Pensaron en incorporarme un motor, pero me hacía el sillín gordo, así que me negué en redondo. No les quedó más remedio que prohibirle al niño la bollería industrial, lo que sirvió para que adelgazara un poco y al menos pudiera montar normalmente. Menos cuando había que subir una pendiente, que entonces era sustituido por un doble.

Estuve tres meses aguantando la inmensa figura del Piraña, lo que al menos me sirvió para fortalecer mis ruedas. Eso sí, varias veces estuve a punto de herniarme. Con todo, lo peor fue cuando el quinqui de Pancho intentó venderme al nieto de Chanquete, como si yo fuera una vulgar bici del Este. Cuando se descubrió la trama delictiva, decidieron terminar la serie, cargándose a Chanquete y haciendo que Javi se ligara a Bea como represalia hacia los involucrados.

Cuando se estrenó la serie, fue todo un éxito y significó además el despegue de mi carrera. De la noche a la mañana pasé de anónima bici a estrella internacional. Me llovían contratos de todas partes, incluso de Australia. Allí conocí a Nicole Kidman. Nos hicimos buenas amigas durante las intensas sesiones de maquillaje en la que le pintaban las pecas. También trabajé con Spielberg. Fui la bicicleta de Elliot en "E.T.", que en contra de lo que la gente piensa, no era un muñeco, sino un ecuatoriano llamado Nelson Rodriguez al que Spielberg se encontró detrás de un seto en el jardín de su mansión en Los Ángeles y del que sacó la idea para la película.

Fueron buenos tiempos aquellos. A finales de los 80 se pusieron de moda esos horribles patines y el cine se olvidó de nosotras. En la actualidad me encuentro haciendo una F.P. de albañilería. Espero tener suerte en este campo.

4 comentarios:

  1. "Los bicivoladores"... mierda, me lo has vuelto a recordar

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  2. Ummmm..los bicivoladores...la primera peli de Nicole....

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  3. Lo mejor que ha salido de Australia (aparte de Mad max claro)

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