martes, 20 de mayo de 2008

Anoche fui... un jarcor gamer

He venido cabreado de la tienda del barrio. Quería comprarme el GTA IV y he tenido que abrirme paso a codazos entre una masa de niños con sus Mario Kart. Cuanta ignorancia junta. Para colmo, no veía el juego por ninguna parte, sin embargo había copias de "Imagina ser mamá" por todas partes. Eso le diría yo a más de una del insti; pero para jugar, ¡no gracias!

Al final el dependiente me dijo que no le había llegado el juego, porque en la zona la gente no tenia la PS3. No lo comprendo. Yo me la compré nada más salir. Quería que cuando fuera caminando por la calle dijeran: "mira, mira. Ahí va el tio que tiene la play3. Como mola, ¡¡hagámonos sus amigos!!" Necesitaba unos nuevos, porque los que tenia, dejaron de venir a casa cuando las consolas bajaron de precio. Yo ya tenia la PS2, la PSX y la PSP, pero nunca se tienen suficientes playstations.

Además, ese rollo de que mi abuela juegue con mi consola no me va. No quiero que mi familia la toque, ellos no tienen el "don" como yo, que me pasé el Killzone sin que me mataran una sola vez. Me sentí el rey del universo, aunque mi madre me mandó a tirar la basura y no pude inmortalizar el momento con una foto.

El único que podría considerar como uno de los mios, es mi hermano, superviviente de la guerra Sega-Nintendo. A veces me cuenta sus batallitas y aún hoy queda con un tal Sandoval para darse de palos.... pero no le interesan mis juegos, él solo echa alguna partida al Super Mario world. No es por insinuar nada, pero yo nunca le he conocido novia....

Mis padres y mi hermana, se compraron la wii, y muchas veces les escucho reírse desde mi habitación. ¿Te lo puedes creer? ¡¡Se ríen jugando!!! Eso es una falta de respeto enorme a las texturas en alta definición y el motor de física que te permite ver como se le deforma al enemigo la cara cuando recibe un petardazo en la cabeza. ¡¡Los juegos son una cosa muy seria para reírse con ellos!!

Me dicen de ir a jugar, pero a mi no me van esos juegos tan simples, prefiero las historias más elaboradas. Ya sabes, mafioso que va acribillando a sus rivales mientras pasea por la ciudad. Vamos que lo piensas y dices: ¿cómo no lo han hecho antes? ¡¡Si incluso parece la película de El padrino!!. Además, con esos juegos no me inmersiono. Si no siento el jadeo del prota en mi oído como si estuviera a mi lado, no me emociono. Yo lloré cuando Snake se comió una serpiente en mal estado y le sentó mal. Pobre, lo mal que lo pasó y yo sin poder hacer nada (era una escena cinemática)

Eso solo se consigue con unos gráficos de la leche. Yo si no veo un bump mapping depurado en un juego, tiro asqueado la caja a la basura. Sin ir más lejos, hace un par de semanas, me dio por levantar la vista de la pantalla y me di cuenta que tenia una ventana en el cuarto, pero a través de ella, no veía el mundo a gran resolución, tenia además algo de blooming.

Mi madre me dijo que la limpiara, pero yo paso de mover los brazos como si estuviera jugando a la wii y que me tomen por un niñato, así que lo que hice fue pedir dinero prestado a papa y comprarme una ventana nueva, esta vez sin cristal. Paso frío por las noches, pero oye, ahora veo la calle a 1080p, parece como si la tuviera ahí mismo.

En fin, voy a ver si puedo conseguir el GTA por Play-asia, que tengo descuento.

Sony Rulz, Mocosoft KK

domingo, 11 de mayo de 2008

Las fábulas de Mr Roboto: La flaqueza del chico de la caja

La habia conocido en la cola del super. Un lugar atípico para ligar, pero estaba en racha y cuando habia visto a aquel bombón rubio justo delante de él, no habia dudado un sólo segundo en lanzar sus redes sobre ella.

Minutos despues, se estaban enrollando en su sofa, con las bolsas de la compra desparramadas por el salón. Pronto la ropa recibió el mismo destino. La pasión les cegaba. Justo cuando se disponia a penetrarla, ella le detuvo.

- Ponte preservativo, por favor.

Rebuscó en su cartera y encontró uno, entre un billete de 1000 pesetas y el carnet del videoclub. Por desgracia, una vez que se lo puso se dio cuenta de que estaba roto. Intentó engañar a la chica, pero esta, ojo avizor, se percató de que aquello iba a ser menos efectivo que el método Ogino y cerró sus delicadas piernas.

Raudo y veloz, fue a una farmacia cercana, mientras se maldecia por la perdida de tan preciados minutos. Tras media hora de discusión con la farmaceutica sobre el tamaño de los profilácticos, volvió a la casa de la chica, que seguia en la misma posición entregada en la que la dejo.

Se desvistió en un instante y vistió a su hermano pequeño con el nuevo capuchón, cuando de repente sonó el timbre de la puerta.

- Cariño, abre, me dejé las llaves en la encimera esta mañana.

La cara de la chica se tiño de un pavoroso blanco. Rápidamente, se levantó y comenzó a vestirse.

- ¡¡¡Es mi marido!!! ¡¡Lárgate de aquí!!- gritó histérica.

Alarmado, reparó en una fotografia que reposaba sobre una mesita cercana al sofa. La rubia aparecia abrazada a un gorila depilado. A trancas y barrancas, se puso los pantalones, recogió el resto de su ropa y buscó desesperadamente una salida.

- ¡¡¡La ventana, sal por la ventana!!! - le sugirió la chica.

Sin pensarselo un segundo, saltó por ella. Si lo hubiera pensado, no lo habria hecho, pues el apartamento se encontraba en un 3º.

El resultado de la huida, fue su ingreso en urgencias. Habia caido mal sobre su pierna izquierda. Tumbado sobre la camilla de la sala de observación, esperaba el informe del médico, que no tardó en presentarse ante él con gesto serio.

- Ha tenido suerte, podria haberse matado - comenzó - sin embargo...

Cuando un médico dice "sin embargo" solo puede significar dos cosas: o malas noticias, o que te va a cobrar un pico. Y se encontraba en un hospital público...

- Sin embargo, tengo malas noticias (mierda) su pierna sufrió graves daños en la caida. Deberá usar bastón lo que le quede de vida.

Moraleja: un condón roto, te puede joder la vida.

jueves, 8 de mayo de 2008

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Descubriendo

Con la mayor suavidad de la que fue capaz, reprimiendo el salvaje deseo de hacerla suya en ese mismo instante, Lucia posó sus labios sobre los de ella. Saboreó la dulzura de su boca. Sintió la suavidad de sus manos acariciando su espalda con timidez, la tersura de sus pechos, clavados en los suyos.

Sus lenguas emergieron de sus carnosas prisiones y se enzarzaron en un lúbrico combate por rendir la voluntad de la otra y dominarla con una pasión desenfrenada.

Fue un beso interminable en un lugar impensable para ella.

Había acudido a la casa de un amigo, que celebraba su cumpleaños con una gran fiesta. Al principio se había negado. La ruptura con su novio era demasiado reciente y además, conocía a pocos de los invitados. Pero Manu podía ser muy obstinado, y con poco entusiasmo, se había plantado en la puerta del piso, con un voluminoso regalo en los brazos. Tocó el timbre. La puerta se abrió y apareció ella…

En lo más profundo de su mente, un pesado muro, resquebrajado en las últimas semanas, fue derribado por una fuerza desconocida y primitiva, que llevaba emparedada demasiado tiempo.

Era simplemente preciosa. Morena de ojos verdes y perturbadores, que se presentó como Gabrielle, compañera de facultad de Manu. La invitó a entrar. El contacto con sus manos al darle el regalo para que lo colocara sobre la mesa, fue como una descarga eléctrica. Ella debió sentir lo mismo, pues unidas aún por unos pocos centímetros piel, la miró a los ojos, intentando adivinar los sentimientos que la inundaban, y que habían estado atormentándola toda la vida, luchando por ser aceptados.

En ese momento, llegó Manu y Gabrielle se perdió entre los invitados. Tras felicitarle, buscó nerviosa el rostro familiar de la morena, que se había instalado en su pensamiento para, estaba segura, no volver a salir de ellos nunca más.

La encontró junto a la mesa de las bebidas, sirviendo un ponche a un chico. Cuando se percató de que la miraba, sonrió. Y Lucia se sintió morir de felicidad.

Lo siguiente, jamás recordaría muy bien como llegó a eso, fue el beso. Un beso que borró los años pasados con un novio impuesto por la sociedad, las miradas furtivas mientras paseaban, los temores que le impedían dormir…

Y fue precisamente en uno de los dormitorios, donde descubrió el amor sáfico de mano de Gabrielle. Dedos que exploraron el territorio virgen de su piel, que se adentraron en las profundidades de su virtud, que horadaron sus entrañas con la precisión de un cirujano, extrayendo de el toneladas de placer, labios que dieron vida a sus pezones, erguidos por la acción de una lengua adiestrada, y finalmente, un orgasmo intenso que nació de su bajo vientre y que fue magnificado por la libertad que acaba de descubrir.

Exhausta y aún jadeante, se recostó sobre el hombro desnudo de su primera amante.

- Gracias- susurró antes de quedarse dormida.