El otro día, tras leer un libro de marketing que había robado de la biblioteca hacía varios lustros y que apareció en un cajón como un amor de verano, de improviso, me dije: ¿cómo puedo hacer para mejorar mi marca personal? ¿Hay algún método para incentivar a posibles lectores para que lean el blog? ¿Debería devolver el libro a sus legítimos dueños y afrontar el castigo aparejado o paso de todo?
La respuesta se descubrió diáfana: el vicio. Como el vicio de la carne está sobreexplotado y ya no tiene efecto en una sociedad inundada de porno en cualquier ámbito, me decidí por la bebida. Y de ahí surge este "Drinking Game", práctica que hizo un amago de convertirse en tendencia hará unos cuantos meses pero que se quedó en un quiero y no puedo, como la carrera musical de Estefanía de Mónaco.
Las instrucciones son sencillas. Se imprime esta maravillosa imagen, se la coloca uno junto al portátil, la tablet o los libros recientemente publicados, y se comienza a leer hasta que se dé alguna de las circunstancias que se describen en el tablero. En ese caso, deberéis beberos un chupito. De lo que sea. Yo no voy a juzgar.
Advertencia: Está diseñado para que os pilléis una cogorza de campeonato, así que si sois abstemios o, como yo, no bebéis alcohol, os recomiendo que toméis algo más suave, como el Champi o el gintonic con pepino.
PD: No devolví el libro.
Tras las sugerencias recibidas por parte de los lectores con ganas de fiesta, pongo a disposición de todos una edición extrema del juego de beber de El Expreso a Thule, solo para metahumanos con voluntad de hierro, hígado de acero y seguridad social al día. Si alguien decide jugar, que sepa que lo hace por su cuenta y riesgo. Si os morís luego a mi no me vengáis a echarme la culpa. Si acaso como en la escena aquella de Los Cazafantasmas, pero avisad antes para que esté despierto, que luego pienso que es un sueño y claro, no se disfruta igual.
La respuesta se descubrió diáfana: el vicio. Como el vicio de la carne está sobreexplotado y ya no tiene efecto en una sociedad inundada de porno en cualquier ámbito, me decidí por la bebida. Y de ahí surge este "Drinking Game", práctica que hizo un amago de convertirse en tendencia hará unos cuantos meses pero que se quedó en un quiero y no puedo, como la carrera musical de Estefanía de Mónaco.
Las instrucciones son sencillas. Se imprime esta maravillosa imagen, se la coloca uno junto al portátil, la tablet o los libros recientemente publicados, y se comienza a leer hasta que se dé alguna de las circunstancias que se describen en el tablero. En ese caso, deberéis beberos un chupito. De lo que sea. Yo no voy a juzgar.
Advertencia: Está diseñado para que os pilléis una cogorza de campeonato, así que si sois abstemios o, como yo, no bebéis alcohol, os recomiendo que toméis algo más suave, como el Champi o el gintonic con pepino.
PD: No devolví el libro.
Tras las sugerencias recibidas por parte de los lectores con ganas de fiesta, pongo a disposición de todos una edición extrema del juego de beber de El Expreso a Thule, solo para metahumanos con voluntad de hierro, hígado de acero y seguridad social al día. Si alguien decide jugar, que sepa que lo hace por su cuenta y riesgo. Si os morís luego a mi no me vengáis a echarme la culpa. Si acaso como en la escena aquella de Los Cazafantasmas, pero avisad antes para que esté despierto, que luego pienso que es un sueño y claro, no se disfruta igual.