domingo, 9 de julio de 2006

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Once upon a time.... in the biblio

Los primeros rayos del sol estival lamían las calles de Fuengirola city cuando llegué a la biblioteca del polvoriento pueblo. Los barrenderos llevaban en lucha tres semanas para que les reconocieran su derecho a uniformes menos horteras y se estaba empezando a notar.

Pese a su condición de ciudad fronteriza, los problemas pasaban de largo camino de ese nido de forajidos llamado Marbella. La mayor preocupación del sheriff, y a la postre bibliotecario, era alejar de la vista de las inocentes chicas la obscena figura del borracho local, poco más. La paz había reinado en el lugar durante años... hasta ese día.

La diligencia dejó esa mañana en la plaza del pueblo a dos bellas damas, la nueva ayudante del médico y la esposa del general Mendoza, al mando de la guarnición del fuerte Sohail a pocos kilómetros de allí.

A esas horas poca diversión había en el lugar para dos refinadas damas de la gran ciudad, por lo que no les quedó más remedio que visitar la biblioteca y hacer tiempo hasta que sus quehaceres las llamaran.

Y allí estaba yo. Tras el tiroteo de la semana anterior con el viejo Kaynes en su rancho, reponía fuerzas en compañía de Fenimore Cooper y un extraño y algo chiflado francés llamado... Julio Verne. En cuanto vi entrar a las damiselas me levanté como manda el protocolo y las saludé amablemente; saludo al que ellas respondieron con una tímida sonrisa. Cada uno se sentó en su mesa y el silencio cayó sobre la sala, sólo roto ocasionalmente por los ecos que producían los cascos de las decenas de caballos que transitaban por la calle.

Yo lo desconocía, pero uno de esos caballos que tan despreocupadamente escuchaba, iba a traerme grandes quebraderos de cabeza. Porque ocurrió que uno de los forajidos que habitaban en Marbella decidió expandir su maldad por los alrededores y nada mejor que empezar por la próspera Fuengirola City. Con paso vacilante, balanceándose de un lado a otro, "Perro loco" Ringo se plantó ante las puertas de la biblioteca cuando apenas faltaban veinte minutos para las doce del mediodía.

¿Por qué no se ocupó primero de robar el Primer Banco Nacional de Fuengirola, que además había recibido minutos antes la nómina de los trabajadores chinos del calzado? Muy fácil: la belleza de la bibliotecaria pelirroja era legendaria en todo el estado, incluso varios cantantes country le habían dedicado sus mejores baladas (dos). Quería comprobar si la leyenda era cierta y de paso acostarse con una mujer que no tuviera ya muy vista.

Pero ocurrió que ese día la bibliotecaria descansaba y "Perro Loco" vio frustradas sus ansias de rapto y fornicio. Quién sabe si la mala suerte o el destino hizo que en el momento en que el sheriff informaba al forajido de la ausencia de su compañera, la mujer del general entrara en el campo de visión de Ringo que, relamiéndose y ferreamente vigilado por el bibliotecario, entró en la sala de lectura.

Desde mi privilegiado asiento pude ver la maliciosa mirada de Perro loco, lo que me puso en tensión. Durante el par de minutos que estuvo paseando entre los estantes, pasé página tras página del libro sin leer una sola palabra, hasta que Ringo decidió sentarse frente a la mujer. Dejé el libro sobre la mesa y sin preocuparme por parecer descarado, pues me encontraba a escasos tres metros de ellos, me dispuse a contemplar la escena fijamente.

Empezó a decirle algo a la señora en voz demasiado baja como para entenderle, pero no debía de ser nada bueno porque las mejillas de ella enrojecieron de furia. En ese instante, el sheriff abrió la puerta y me hizo una señal. A disgusto me levanté para ver qué quería.

- Vaya pieza, ¿eh?- le comenté distraído.

- Sí, en casi todo el estado han puesto precio a su cabeza, pero aquí, como no ha hecho nada, no puedo detenerlo. ¡Estúpidas leyes federales!

En ese momento, me dio por mirar hacia la mesa y vi como la mujer del general, pálida como la luna llena, recogía sus cosas rápidamente. Para evitar cualquier situación de peligro, me fui hacia ella y la saqué de la sala.

- Me preguntó que si me acostaría con él - empezó a contar entre sollozos - y cuando me negué ofendida, me dijo que iba a matarme.

No pudo aguantar más el llanto y salió corriendo hacia la calle seguida por el sheriff. Volví a la sala de estudio dispuesto a rendir cuentas con Perro loco, pero ya no estaba en su asiento. Había ido a por la joven enfermera que, enfrascada en sus libros, hasta ese momento no se había enterado de nada.

Me acerqué lentamente, haciendome notar con el ruido de mis espuelas entrechocando. La chica, visiblemente aterrorizada, buscaba una oportunidad para salir de allí.

- Deja en paz a la señorita, puerco - le espeté al bandido.

Y entonces me miró. Dicen que uno jamás olvida la mirada de un loco, y es cierto. La joven aprovechó el descuido para escapar, dejando tras de si un reguero de libros y apuntes.
No hizo falta decir una palabra más. Eramos dos hombres con un problema por resolver, solo podíamos dirimir nuestras diferencias de una forma, con un duelo al sol según las reglas del alto Mississippi.

Las campanas de la iglesia tañeron, anunciando que había llegado la hora. En la avenida principal se iba a desarrollar un drama nunca visto. En un extremo se encontraba "Perro Loco" echando espuma por la boca; a 20 metros frente a él, yo, acariciando mi S&W con culata de nácar (regalo de mi bautismo)

Él me miró, yo le miré. Nos miramos. El graznido de un cuervo retumbó entre los edificios. Vi a Ringo dudar y veloz como un rayo desenfundé mi revolver y disparé.

Maldición... ¡no tenía balas! Era hombre muerto pero como todos los malos, en lugar de acabar conmigo al instante, Ringo quiso saborear el momento burlándose de mi torpeza. Craso error, puesto que al instante llegó la caballería en mi auxilio. La mujer del general le había mandado un telegrama informándole de todo y este había acudido presto al rescate. Estaba salvado.

Por mi valor al enfrentarme a tan cruel bandido, apenas me dieron las gracias, pero me sentí afortunado de volver a casa sin un solo agujero en la camisa.

9 comentarios:

  1. En nombre de Dios y Sam Colt, te doy mi bendicion. Ya quedan pocos cazarrecompensas con sentido del honor y no pura ambicion.
    Aunque yo lo hubiera resuelto segun las reglas de Bangkok

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  2. Gracias Slayer :). Yo tambien prefiero las reglas de Bangkok pero no tenia ninguna lata a mano :(

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  3. Juas, juas. Cómo se te va. :P
    Pues a mí me dice el gachón que quiere acostarse conmigo e igual le doy dos hostias antes de recoger mis cosas rápidamente, que siempre quedamos como si fuéramos gilimemas, coño.
    De todas formas, chachi la historia, eing, si señor. Tiés una obsesión con Fuengirola que es demasiao, beibi! :P
    Háztelo mirar!!! (o vete de vacaciones, que igual también... :P)

    Besos!

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  4. (pst... era yo, la fleee, que me he colao... lilili...)

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  5. Bueno lo de acostarse con ella lo inclui para darle un toque erotico, el tipo paso directamente a lo de querer matarla. Aunque cuando se lo dijo la chica tardo un poco en reaccionar.
    Tanto como obsesionado con fuengirola...:) bueno la historia paso aqui, asi que quise ser fiel a la realidad jajaja. Sustituye caballeria por policia nacional, telegrama por movil, diligencia por autobus,Ringo perro loco por vagabundo loco, nido de forajidos llamado marbella por nido de forajidos llamado marbella y duelo al sol por un tenso intercambio de miradas con amago de darle con la silla en la cabeza y tendras la historia real :)

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  6. Como que me apellido Tombstone que esta historia me ha retrotaido a mis días en el Paso!!!

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  7. Ah El Paso... que buenos tacos, aunque el servicio dejaba mucho que desear :D

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  8. bibliotecaria morena11 de julio de 2006, 13:34

    Yo habría cogido el tomo A de la Espasa y le habría aplastado el cráneo a Perro Loco antes de largarme aterrorizada a llamar por el móvil a mi maridin,

    firmado: una bibliotecaria morena sin belleza legendaria pero con muy mal carácter

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  9. Yo tambien la verdad, pero el tal ringo media cerca de 1,90 y dudo que la chica hubiera llegado a tan altas cotas con el libraco puesto que del 1,60 no pasaba.
    ¿que tal anda tu biblioteca de desequilibrados? en la que voy yo bien podria haberse rodado la parada de los monstruos.
    Gracias por la visita :D

    PD: toda bibliotecaria posee una belleza legendaria, solo que ya no quedan rapsodas para destacarla.

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