Era el primer día de curso. Mr Roboto recorría nervioso los pasillos camino del nuevo aula donde pasaría el resto del año. El sonido bullicioso de los alumnos charlando animadamente le tranquilizó, y pronto, invitado por antiguos compañeros, se unió al jolgorio dominante.
Estaba comentándole a quien quisiera escucharle que Marilyn Manson no era el niño de Aquellos maravillosos años, cuando el silencio cayó sobre el lugar. Como en las películas de suspense, allí estaba la profesora de francés (y del idioma también) una vieja conocida de cursos anteriores.
Rápidamente cada uno ocupó su asiento y la profesora comenzó a pasar lista:
- Anacleto Ramirez.
- Presente.
- Aurelia pellón.
- Sa.
- Mr.... vaya, vaya- dijo para sí sorprendida mientras intentaba hallar entre el bosque de caras que se arremolinaban junto a ella, la más que familiar faz de Mr Roboto, lográndolo a los pocos segundos.
Tras el saludo protocolario: cuanto tiempo, ¿va todo bien?, ¿qué tal el verano?, ¿me prestas el Seat Panda el fin de semana?... empezó la clase.
- Para recordar tiempos pasados, comenzarás tu Mr Roboto, a ver, ¿donde te gustaría trabajar a ti?
Hasta entonces la idea de Mr Roboto de recordar viejos tiempos, consistía en una cena a la luz de las velas en la terraza de una suite imperial del Waldorf Astoria, llevando poca ropa además, pero como no iba a ser posible, buceó en lo más profundo de su mente en busca del vocabulario que tanto le había costado memorizar, hasta que finalmente fue capaz de decir:
- Je veux travailler a la gare.
Estaba convencido de que eso bastaría para que la profesora fijara su atención en otro, pero en lugar de ello, la estupefacta maestra quiso saber qué es lo que llevaba a alguien a no aspirar a un puesto de funcionario.
-¿ En qué puesto exactamente? - todo ello en el perfecto francés que tras años de desuso ha olvidado, pero que en aquel entonces le sirvió a Mr Roboto para responder:
- Barriendo el suelo.
Había olvidado las palabras que usaban los gabachos para referirse a banquero, político o astronauta, solo se le ocurría eso. En ese momento echó de menos no tener un diccionario a mano o haber nacido en París.
Moraleja: sin idiomas, a lo más que llegarás será a barrendero (que con el sueldo que tienen no está nada mal tampoco)
lunes, 30 de octubre de 2006
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La profesora de francés (y del idioma también)...pero bueno, Roboto..¿tienes algo que contarnos? XD
ResponderEliminarSi, que tienes los ojos más bonitos que he visto nunca :D pero supongo que te refieres con respecto a la profesora no? jajaj, simplemente me hago eco de ciertos rumores... para mí simplemente fue una profesora :(
ResponderEliminarAy, el francés, el francés,...
ResponderEliminarRespecto a las profes, algunas tienen su morbo...
Ay que risa , jijiji, la moraleja es muy buena, jiji
ResponderEliminarpoliglotismo y moralejas. Aquí nunca te defraudan.
ResponderEliminarMuy bueno,muy ingenioso..
ResponderEliminar;)