jueves, 22 de febrero de 2007

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Vutroi el cosmonauta

Como dice la canción: en el vacío se vive mejor. Y eso mismo pensaba Vutroi después de una semana de haber sido lanzado al espacio por sus compañeros de la MIR, los cuales al menos habían tenido el detalle de ponerle el traje de astronauta antes. Más tarde reflexionó sobre ello y se dio cuenta de que más que un acto de amabilidad había sido una puñalada más, pues así su sufrimiento sería mayor.

Si antes les guardaba rencor, ahora los odiaba a muerte, pero se abstuvo de hace comentario alguno en voz alta pues se hallaba ante DIOS y ante ÉL no se pueden decir tacos, a no ser que formen parte de algún chiste sobre rabinos o monjas.

El tiempo pasó. Los días se sucedían unos a otros, si es que en aquel lugar lejos del sol que marca el tiempo en la Tierra, se podía hablar propiamente de días. Puede que incluso no pasara el tiempo siquiera, pues en la facultad había aprendido que el tiempo es lo que se tarda en ligarse a una chica y llevársela a la cama, y lo más parecido a una mujer que había por allí eran las revistas que guardaba bajo un pulsar cercano.

Pensándolo mejor, de ser cierta esta definición, reflexionó Vutroi, el tiempo se habría detenido para él en el 87, cuando aquella chica le llamó marinero pese a encontrarse a 500 kilómetros de la masa de agua más cercana.

En cosas tan prosaicas dedicaba el tiempo, hasta que un día le asaltó una sensación desagradable, que amenazaba con derrumbar su vida, si es que así se le podía calificar a flotar en el espacio.

- DIOS.

- ¿Si Vutroi?

- ¿Estás ocupado?

- Estoy echándole la bronca al Papa, dame un par de minutos y estoy contigo.

El cosmonauta podía escuchar los gritos apagados que le llegaban a través de la nebulosa en la que se hallaba, los cuales no tardaron en cesar.

- ¿De qué hablabas con el Papa?- quiso saber Vutroi, cuando DIOS volvió.

- No es de tu incumbencia -respondió enfadado- ah, no quiero verte con algo en la cabeza ¿de acuerdo?

- ¿Ni siquiera la escafandra?

- Ah, yo pensaba que todo eso era tuyo, fíjate que iba a darte el teléfono de un cirujano muy bueno. En fin, quítatela, aquí no te hace falta.

Con cierta aprehensión, Vutroi se fue desprendiendo lentamente del casco, pues de todos es sabido la afición de DIOS por las bromas pesadas (que se lo digan a Abraham) Pero cuando tuvo la pesada escafandra a su lado, no le explotó la cabeza por la falta de oxigeno, podía respirar bien.

- Tú dirás - dijo ÉL algo más tranquilo.

- Verás, no es que yo me queje de tu hospitalidad. De no ser por ti, de seguro ya seria pasto del tiburón espacial, pero.... soy infeliz.

- Bueno Vutroi, tienes casa gratis, comida gratis, ropa gratis y televisión por cable gratis.

- Ya, pero eso no es ser feliz, eso es ser un mantenido.

- A los ex-presidentes y las supermodelos en paro les vale - replicó con cierta indiferencia.

Pero el astronauta permaneció callado, recluido en si mismo, insatisfecho con la no-respuesta; lo que no pasó desapercibido para ÉL.

- Te contaré un secreto Vutroi: el secreto de la felicidad permanente es buscarla en las cosas que dependen de nosotros mismos.

- Pero eso es imposible - respondió alterado- yo soy feliz viendo los partidos del Spartak de Moscú o emborrachándome en la tasca de mi barrio con vodka, pero si Yuri (el borracho del pueblo) le roba los barriles al barman o si llueve demasiado y se suspende el partido, ya no lo soy, ¡¡¡depende de ellos!!!

- ¿Lo de la lluvia lo dices por algo? - comentó suspicaz DIOS.

- Sabes muy bien a que me refiero. El partido de la copa de Lenin del mes pasado...

- Yo iba con el Zenit, Vutroi, y aquel día llevaba las de perder, tenia que hacer algo. Podría haber hecho que le cayera un rayo a vuestro portero, pero ese no es mi estilo, además el suplente era mucho mejor.

- Pero podrías haberle dado supervelocidad o algo así a los de tu equipo...

- Los ganadores no hacen trampas Vutroi, ni toman drogas, a no ser que se encuentren en Wall Street. Lo que quería hacerte ver es que la felicidad completa es muy difícil de conseguir, a no ser que te conformes con poquísima cosa, con lo que corres el riesgo de convertirte en un anacoreta.

- ¿Un qué? - preguntó extrañado.

- Ya sabes, esos tipos que viven solos, alejados de todo, vestidos con un saco y con grandes barbas...

- Algo así como tú ¿no?

- ¡¡¡Oye sin faltar!!! Mira lo que te digo, muérete de envidia. Yo soy el único en todo el universo que es feliz las 24 horas del día, todos los días del año, todos los años de la eternidad.

- El de la narración ha dicho que aquí no existen los días....

- Lo he leído y también esa tontería de que si no hay una mujer de por medio, el tiempo no fluye. ¿No te habrás creído eso verdad?

- Bueno... - balbuceó avergonzado.

- ¿Sabes quien es Einstein?

- ¿Quien?

DIOS se quedó pensativo.

- No conoces a Darwin, no conoces a Einstein, no sabes que significa anacoreta... Sólo dios sabe como llegaste a ser astronauta Vutroi.

Pero no se amilano con la ofensa de DIOS. La conversación parecía terminada, aunque seguía teniendo dudas.

- Oye, ¿cómo sabes que eres feliz si nunca has conocido la tristeza?

- Para eso os tengo a vosotros Vutroi, para eso os tengo a vosotros.

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