martes, 6 de febrero de 2007

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Perdido en el espacio

Todo estaba muy tranquilo en el exterior. Sasha comprobó la posición del sol y tras unos rápidos cálculos mentales, avisó a su compañero Vutroi de que la jornada de trabajo había llegado a su fin. Podría haber mirado simplemente el reloj, pero Sasha era un pedante de cuidado.

Vutroi se sintió aliviado. Llevaban más de 7 horas haciendo reparaciones en la estructura sin apenas descanso. Aún así no se sintió fatigado hasta que cruzó la escotilla y se desprendió de su traje de cosmonauta.

Tras bautizar la artificial noche con sendos tragos de vodka, se fue a dormir, deseando que la teniente Ivana se acurrucara con él dentro del frío saco de dormir del ejército soviético. Aunque había dos mujeres más en la tripulación de la MIR, Vutroi sólo tenia ojos para ella, al igual que los seis hombres restantes y Lenny, el robot de apoyo. Con el rostro de su Ivana en mente, se quedó dormido, echo un ovillo.

Cuando despertó, lo que más le sorprendió fue no chocar con el techo de su litera, como hacia todas las mañanas. Al abrir los ojos supo por qué. Flotaba en el espacio, alejándose lentamente de la estación espacial la cual en esos instantes no era más que un punto metálico perdido en un mar de negrura.

Intentó pedir ayuda, hasta que se dio cuenta de que era inútil, nadie iba a escucharle, luego probó a bracear pero lo único que consiguió fue agotar las pocas fuerzas que le quedaban tras tres meses bajo los efectos de la ingravidez. Impotente, se dejó llevar por los vientos cósmicos.

En algún momento debió quedarse dormido, pues al abrir los ojos se encontraba en medio de una nebulosa, que no recordaba haber visto antes. Brillantes tonos amarillentos y verdosos recubrían todo a su alrededor, formando extraños patrones asimétricos.

- Anda, eso parece una vaca - dijo Vutroi tras haber visto una nube con la forma del bovino animal.

- Me alegra que te haya gustado, me ha llevado dos días hacerla ¿sabes?

La extraña voz parecía venir de todas partes y de ninguna a la vez. De todas formas allí, sin aire, era imposible escuchar nada y la radio estaba estropeada.

- Debo de estar empezando a volverme loco- pensó resignado.

- No exactamente, te estoy hablando directamente a la mente, es menos cansado.

- ¿Quien eres?

- ¿Crees en dios Vutroi?

- No mucho.

- Entonces te va a costar entenderlo.

- Un momento, ahora que caigo, ¿cómo sabes mi nombre?

- Yo lo sé todo, como aquella vez que chantajeaste a tu profesor de física con aquellas fotos suyas con una alumna.

- ¿Mamá?

- No Vutroi soy DIOS, si quieres te enseño el carné...

- Déjalo, no hace falta.

- Me alegro, de habértelo enseñado te habrías quedado ciego, sordo y mudo.

- Aquí no tengo mucho que ver, oír o decir ¿no crees?

- La verdad es que no, pero oye, puedes verme a mí, en la tierra darían lo que fuera por ello.

- Pero se llevarían un chasco.

- ¡¡Pero bueno!!- gritó encolerizado ÉL.

- Además si tu eres DIOS, ¿por qué no impediste que me hicieran esto?

- ¿Y que se corra la voz? El que sea omnipotente no significa que no me cueste trabajo hacer las cosas ¿vale? Si te salvara a ti pronto tendría a millones más pidiéndome que les ayudara a hacer la declaración de la renta. Además, ya envié a un becario a la tierra hace unos años y acabó (palabras textuales) hasta los cojones de vosotros.

- Supongo que los hombres no somos demasiado amigables, bueno tu lo sabrás bien, nos hiciste a tu imagen y semejanza.

- Veo que no has oído hablar de Darwin... yo sólo pretendía tener mi propio parque temático con lagartijas de colores, pero un día tropecé y de una pedrada se jodió todo. Luego salisteis vosotros...

- Para ser DIOS eres muy mal hablado.

- Yo hablo como me sale de la punta del....

Pero Vutroi ya no le escuchaba, toda su vida pasaba ante él, los recuerdos se apiñaban en su mente: las horas encerrado en una pequeña habitación estudiando para llegar a ser alguien, que no había servido para nada, aquella vez que la conductora del autobús de Kiev le rompió el corazón...

- Mis compañeros no me hacían caso, no tenia amigos, mi vida sentimental era más aburrida que la de un sacerdote... tampoco he perdido nada, a nadie le importa si llego tarde a casa o si he tenido un día duro. A decir verdad, no soy muy popular allí ¿sabes?

- Tus compañeros te tiraron por la escotilla Vutroi, no hace falta que lo jures.

- Por cierto ¿por qué lo hicieron?

- Porque no hay dios que soporte que le cuenten el chiste del perro mistetas veinte veces al día Vutroi, eres un plasta.

Durante unos minutos se hizo el silencio, los dos se sumieron en sus pensamientos, hasta que Vutroi se decidió a hablar.

- Yo me dedicaba a hacer experimentos con campos magnéticos, tenia una casita a las afueras de Minsk y pensaba comprarme un perrito... - sollozó el astronauta.

- Pues ahora estas aquí, que putada ¿no?

4 comentarios:

  1. jajajajjajaja

    ayyyy roboto ya estamos dandole al pegamento ehhh??

    jajajajaa

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  2. No Sett, ya sabes que yo solo esnifo azucar :) En lugar de un post patético me salió este post chusco pero bueno...
    PD: para escribir el proximo post si que le di a cuatro botes de imedio :D.

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  3. jajaja,como cuando ibamos al cole y el viernes por la tarde teniamos clase de manuales y usabamos el imedio y nos lo restregabamos por los dedos,vaya ambientillo que se nos formaba en clase....que forma mas molona de empezar un finde colocandote con tus colegas!!

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  4. Jajajaj, ahora me explico por que el imedio fue sustituido por el pegamento en barra :D
    Saludos!!

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