domingo, 15 de abril de 2007

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El creador de historias

En la baja edad media, en el land de Karlsbaar, vivió casi toda su vida, un personaje singular. Otto Coldner se llamaba y su oficio era: contar. Los pueblos él visitaba como un vulgar juglar, mas un problema tenía: no había historias que narrar.

Los heroes en sus tumbas yacían, en su largo reposar. Sus gestas, bien conocidas, era reacio a cantar. Otto era diferente, lo pensaba demostrar, contando nuevas historias, algo nuevo de qué hablar.

Cogió hatillo y ropajes y sin mirar atrás, partió hacia el nuevo mundo, hacia su anhelado mar, el cual desde pequeño, soñó con sus pies hollar. Queria explorar el orbe, ricas tierras por conquistar, conocer bellas princesas a las que una noche amar.

Y con todo ese bagaje: experiencias, audacia y viajes, pretendia él triunfar. Con cuentos desconocidos, que hicieran al vulgo soñar. Mas en una posada cercana, en la cual él reposaba de su largo caminar, una duda le asaltaba ¿por donde podía empezar?

Al este la nueva Roma, que contra la barbarie luchaba sola. Con sus zares y zarinas y sus gentes danzarinas. Al sur la vieja Italia, de belleza temeraria, guardiana de la fe contra el mal. Al oeste el reino de Flandes, que pedazo lupanar...

Qué pereza que le daba, tenerse que levantar!! Decidió pues comenzar, por lo que más cerca tenía: esa posada anciana, lúgubre y semivacia, a la que como cada dia acudían a yantar, campesinos, hombres nobles y ricas gentes de ultramar.

Se fijó en un herrero, que con deleite y esmero no dejaba de pimplar, mientras con el rabillo del ojo, a la camarera gustaba de contemplar. Pero esta de él pasaba , ocupada como estaba en su arduo trabajar: servir mesas, fregar y a los tocones esquivar.

Pronto le quedó a Otto claro, que el herrero sin reparo amaba a aquella señora, mas pasaba hora y hora y allí no pasaba nada. Su corazón se inflamaba, mas sus labios se callaban presa de la verguenza dada por su triste posición. Un pobre trabajador que con el sudor de su frente, buscaba plantar su simiente en tan bello corazón.

Timido y apocado, el herrero abotargado dejaba escapar a su amor. Pero Otto sin verguenza, hizo de él su misión. Cogió un ramo de flores que encontró junto a unos coles cerca de una prisión y se las ofreció a la camarera como prueba de admiración. No de él por supuesto, que solo actuaba de emisario, para ese hombre apuesto, alto, recio y gesto sabio sentado en aquél rincón.

Encantada la muchacha, las gracias le suspiró. La piedra estaba lanzada. A contemplar la charada Otto se retiró: había iniciado la acción. La mujer bien coqueta, el vestido se arregló. El moño bien, en su sitio, su aliento era todo frescor. El herrero sorprendido veia, como aque maciza tia, a su encuentro presta venía.

- Hola - le dijo ella

- Hola - el respondió

Las miradas se cruzaron, sus ojos por ellos hablaron: amor, dulzura belleza y sobre todo pasión. Poco después de la mano, subieron a su habitación.

Y así quedó registrado en el diario de Otto, de cómo el consiguió sin poder ni siquiera oro, prender un amor devoto, sin armar mucho alboroto. Guardó el pergamino roto en su roto jubón. Sin mucha más protección, salió a la noche helada. Aventuras les esperaban en cualquier rincón del mundo.

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7 comentarios:

  1. Sepa usted, robot vecino, que se le va el pepino XD

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  2. El pepino y la cabeza se me van querida Beatriz, por una mujer atractiva que me haga bien reir :D
    Besos!!!

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  3. ¿Que se te va el pepino????jajajajaja, madre de dios, cuida de tu pepino-torpedo!!! barrunto las posibilidades de tan versatil miembro, maese Roboto!!!jajajaja, ay, voto a tal que me ha hecho gracia la frase, perdón por las mongoladas.
    Bonitos ripios.

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  4. Jajajaja, gracias Tortlon :) Tranquilo, mi pepino-torpedo esta siempre bien engrasado y dispuesto para el combate :) aunque hasta ahora solo ha participado en simulacros jajaj.
    Un saludo!!!

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  5. Me alegra ver que mi chorra-comentario del pepino ha dado para tanto xDDDD

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  6. Rizos, un buen pepino siempre es motivo de revuelo porque segun me han contado no abundan :P

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  7. XDDDDD plas plas plas, bien por esos ripios, besos, guapetón

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