martes, 7 de octubre de 2008

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Guerra civil

Nada hacia presagiar la tormenta que se abatiría sobre el sistema Anderson, aquella mañana de junio. Hasta entonces la compleja maquinaria del sistema había funcionado sin problemas. Los intercambios de materias primas entre distintas regiones, se realizaban con diligencia y desde el centro de mando, el mariscal Gordon mantenía la paz con su poderoso ejército, desbaratando las hordas de enemigos que intentaban invadirlos con frecuencia.

El sistema era gestionado por el consejo, donde representantes de las distintas regiones, decidía por mayoría el destino del sistema, tras recibir la aprobación del senador Brainer. Desde la creación del mismo, cincuenta y cuatro años antes, jamás había existido disensión alguna. Hasta aquel día...

El canciller Kidney, presento un ambicioso proyecto de expansión para su región. Necesitaría que se derivaran más y más recursos para poder llevar a cabo la tarea. El consejo tachó de locura semejante plan. El equilibrio existente no debía alterarse.

Kidney abandonó la reunión furioso con el resto de cancilleres. Tendrán noticias mías, gritó furioso mientras abandonaba el suntuoso edificio. Nada más llegar a su territorio dio la orden a sus ciudadanos de que tomaran las armas que durante años habían obtenido del contrabando y se lanzaran a la conquista del sistema. El consejo seguiría su voluntad por las malas.

Pero Brainer no se quedó con los brazos cruzados. Sus espías le informaron de las malignas intenciones de Kidney. El ejército, con el mariscal Gordon al frente, avanzó hacia el territorio rebelde, que ya había expandido sus fronteras a sangre y fuego, arrasando con todo lo que encontraban.

Durante meses, la lucha fue salvaje y sin descanso. Si bien en principio la ventaja fue para los rebeldes, la ayuda externa recibida por el ejercito gubernamental en forma de armamento y bombardeos estratégicos, le llevó a alcanzar la victoria. Victoria deslucida por la huida del autoproclamado Rey Kidney, que se escondió en un oscuro agujero a la espera de la revancha.

Durante meses, calculó su plan de venganza, mientras se mantenia informado de lo que ocurria en su antiguo reino. El fin del conflicto habia llevado consigo una ocupación pacifica, por el ejercito del consejo, que no obstante relajó la vigilancia, en cuanto estuvo claro que la amenaza de una nueva rebelión había desaparecido. Mas estaba equivocado, pues cuando el ejército se retiro a sus cuarteles, Kidney salió de su escondite y logro armar una contraofensiva con antiguos simpatizantes, que cogió por sorpresa al consejo.

Apenas un mes después, las fuerzas rebeldes habían ocupado el 70% del devastado sistema. Brainer certificó la rendición. La guerra había terminado.

Sentado en su trono, bajo un palacio en ruinas, Kidney no fue consciente de que era observado a través de la lente de un nuevo microscopio experimental, por otro sistema, el sistema Jones. Aquella mañana le tocaba revisar a sus pacientes con el nuevo aparato.

- No me queda mucho ¿verdad Doctor Jones? - le preguntó resignado el hombre de mediana edad que permanecia tumbado en la camilla, bajo el microscopio.

El médico no respondió. Al mirarle a los ojos, comprendió que era una pregunta retórica.

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