viernes, 26 de diciembre de 2008

Las fabulas de Mr Roboto: La fea Cayetana

Cayetana se lamentaba desconsolada por su mala suerte en el terreno amatorio. La vida le había agraciado con muchos dones, pero entre ellos no se encontraban el de la belleza o el morbo (el mejor sustituto del primero) Por eso, a sus veinticinco primaveras, aún no había tenido la oportunidad de sentir las caricias recias de un hombre experto, que hiciera estremecer con sus dedos, su cuerpo candente, llevándola al cielo carnal. Todo varón que contemplaba su rostro accidentado, levaba anclas hacia mares más tranquilos.

Cierto día que volvía a lamentarse de su mala fortuna ante un grupo de amigas, una de ellas le sugirió algo.

- Todas las mañanas - comenzó - a eso de las seis, cojo el metro para ir a trabajar, y como yo, centenares de hombres. No es raro el día en que vamos apretados los unos con los otros, como sardinas en lata, y alguno aprovecha para tocar lo intocable. Creeme, aunque sea involuntariamente, alguien se aprovechará de la situación y percibira tu piel en un escarceo furtivo.

El cielo aún era pasto de las estrellas, cuando Cayetana se vistió ilusionada con su vestido más sexy, un conjunto de dos piezas de seda blanca,escotado, que transparentaba ligeramente determinados puntos estratégicos...

Al bajar a la estación, se desilusionó un poco. En el andén, apenas tres personas contándola a ella, esperaban el metro

- No importa - se dijo para animarse - seguro que la mayoría se ha subido en otras paradas.

Diez minutos después, recibía el foco de luz que se aproximaba desde el fondo del túnel, con muchos nervios y una gran sonrisa. Esperaba que, aunque fuera por un instante, al fin pudiera sentirse una mujer deseada, el objeto de deseo de alguien que no fuera un cirujano plástico...

Tan absorta en sus sueños se hallaba, que cuando entró en el vagón, la desilusión la golpeó con la misma fuerza que las puertas que se cerraban a sus espaldas. ¡Estaba vacío!

Se sentó junto a la ventana y durante todo el día, solo vio su rostro reflejado sobre el negro lienzo de los túneles de Madrid.

Por la tarde, llamó por teléfono a su consejera para contarle su fracaso sobre todo después de haberse despertado tan pronto.

- Pero ¿cómo se te ocurre cojer el metro hoy? - preguntó sorprendida esta - ¡Si estamos a Domingo!

Moraleja: No por mucho madrugar, te van a meter mano.

2 comentarios:

  1. xDDD Joer, qué triste XDDD Pobre mujen. Se nota que esa no pilla el metro que pillo yo, sea domingo o martes.

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  2. Buff yo nunca he cogido el metro a esas horas tan intempestivas, pero siembre ha ido lleno también. Eso si, a mi si que no toca nadie! Por suerte vaya :P

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