sábado, 12 de octubre de 2013

Naar, tormento de araña

Vivía sola en su apartamento
la bella Naar, una princesa de cuento.
Pasaba las tardes luchando con pelusas
mientras las mañanas las pasaba haciendo otras cosas (a ver que rima con pelusa...)

Una tarde cualquiera vio algo en el suelo.
Se movía muy rápido, era negro y tenía pelo.
Un escalofrío recorrió su espalda
¡era una araña!: grande, fea, asquerosa y bastarda.

Contradictorios sentimientos albergó su seno:
ira, asco, indecisión y un poco de miedo.
Pero poco duró su duda,
se enfundó unos guantes,
apretó los dientes
y cogió su escoba.

Atravesó el salón repleto de pelusas,
de certeros escobazos fue enviándolas, una a una, a la basura.
Y quien la hubiera visto en ese momento
su imagen divina se le hubiera grabado a fuego.
Resplandeciente amazona, ojos más que bellos,
la furia de su mirada, lo sedoso de su pelo.

La malvada araña Kraak se percató de ello,
la miró desafiante, sería un combate a degüello.
Durante tensos minutos se estuvieron midiendo,
paradas en la habitación, cada una en un extremo.

La araña Kraak se decidió primero,
fuera, la tormenta estallaba de pleno:
los truenos retumbaban,
los rayos iluminaban el cielo.

Con sus diminutas patitas corría que se las pelaba,
Naar decidió esperar para con la escoba espetarla.
Pero justo antes de ser ensartada,
Kraak saltó muy alto como si fuera una rana.
Nuestra heroína retrocedió mas su impulso fue escaso,
la araña caería sobre ella y con muy mala baba.

Pero en el último instante, cuando el destino acechaba,
Ron acudió al rescate y de un zarpazo salvó a su ama.
Mas con tan mala suerte que al desviar a la araña,
se golpeó con una silla bastante mal colocada.

No habría segunda oportunidad, ella lo sabía:
o acababa con Kraak o esta acabaría con su vida.
Antes de que del zarpazo del gato se recuperara,
corrió hacia ella, la escoba en alto, el ansia de venganza desatada,
la determinación ciega... y así, acabó aplastada.

Y con esta acción casi sobrehumana,
consiguió su sobrenombre: Naar, tormento de araña.
Así pues cuidado malditos insectos,
pues ahí estará Naar dispuesta a acabar con los de vuestra calaña.

2 comentarios:

  1. Jajajaja. Es una valiente... Aunque yo tengo fobia a las cucarachas y aplasté una como a los 22 años. Y nadie me ha hecho un poema. Exijo una compensación!!! Jajaja. Besotes a ti y al Tormento de Araña!!!

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  2. Un acto de valentía como el tuyo no merece quedarse sin epopeya, Álter. Me pondré manos a la obra.
    Besos guapa!!

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