En el espacio nadie puede oír tus gritos. Eso es porque nunca han escuchado a dios gritar. Para alguien capaz de crear las leyes de la física, saltárselas es un juego de niños.
- ¡¡¡Vutroi!!! , ¡¡¡Vutroi!!!- gritaba exaltado el todopoderoso.
Vutroi estaba echando la siesta. Cuando caía dormido, ni siquiera la atronadora voz de Dios era capaz de despertarlo, así que para no andarse con tonterías, Dios le metió un átomo de sol en los calzoncillos. Si hubiera tenido un punto de apoyo para sus piernas, hubiera saltado a una altura jamás conseguida por humano alguno, pero flotando en el vacío, lo único que pudo hacer es gritar de dolor.
- Aaaauch, eso duele ¿sabes?
El tímido intento de reprimenda del ruso, paso inadvertido para el todopoderoso, que parecía visiblemente afectado por algo.
- ¿Pasa algo grave? ¿Ha vuelto a perder el atleti?
- Mucho peor Vutroi - sollozó Dios - la gente ya no cree en mí.
En los doce años que llevaba conviviendo con el señor en su nebulosa, jamás le había visto así.
- Pero tío (ya se tomaba esas confianzas), eso ya pasaba cuando llegué aquí, y ha llovido mucho de eso. La gente por entonces creía en la coca cola y en que una felación no era una relación sexual. Ahora tendrán otras creencias supongo.
- Si, lo sé - repuso- pero pensé que seria una moda pasajera, como los discman. Lo último ha sido la creación de ese bicho para ridiculizarme, ese espaguetti volador.
Vutroi trató de quitar hierro al asunto, pues los seres humanos siempre andaban inventándose seres fantasiosos como los jueces del tribunal internacional de La Haya. No sirvió para convencer a Dios, que prosiguió con su perorata.
- Antes tenían más imaginación, se inventaban dioses que hacían el amor con frenesí, lanzaban rayos, y se transformaban en múltiples cosas. Eran un pálido reflejo, la vislumbración lejana de mi ser, pero aún así me podía ver representado en ellos, de una forma primitiva. Ahora... me sustituyen por ¡¡pasta italiana!! Y yo, en mi infinita magnanimidad, en lugar de hacer que esos blasfemos se ahoguen mientras comen pasta, en una irónica muerte, les dejo a su libre albedrio ¿Cómo me lo pagan? Matándose entre ellos y echándome la culpa, ¡¡¡así me lo pagan!!!
Le siguió un silencio sepulcral, que duró varios minutos. Reflexionaban meditabundos, uno sobre ponerle solución a aquello, el otro sobre las orgías que se corría Zeus.
- Es hora de terminar con los humanos de una vez por todas - continuó - está visto que aunque sean inundados, quemados o tragados por la tierra, no aprenden. Cuando falla la mano dura, lo mejor es cerrar el chiringuito. No seria la primera vez que lo hago.
Una duda asaltó de pronto a Vutroi.
- ¿También acabarás conmigo?
No entraba en los planes de Dios desde luego. Puede que fuera vago, sucio y lujurioso, pero allí no había nada que hacer, ni chicas a las que conquistar con un olor corporal agradable, así que sus defectos quedaban anulados.
- Y me vas a dejar a mi que, reconociendo la verdad, no soy el mejor espécimen de la raza humana ¿como único representante de ella? - inquirió el ruso, poco convencido de aquello.
- Si...
- Siempre pensé que eras un tío guay.
- ... pero estarás sólo. Nada de chicas que acorten las frías noches de invierno.
El semblante del astronauta mudó completamente de la alegría plena al más profundo desconsuelo. No merecía la pena vivir sin mujeres, el único consuelo que le quedaría tras la paralización eterna de la producción de vodka. Durante interminables horas, trató Vutroi de convencer a Dios para que desistiera de sus planes de aniquilación de la raza humana, mas le fue imposible. Por suerte, en el último momento se le ocurrió algo.
- ¿Así que la muerte de tu hijo habrá sido en vano? ¿Le hicieron perrerías para nada?
La pregunta fue hecha a traición. No le gustaba apelar al acontecimiento más triste de la larga "vida" del todopoderoso, pero el futuro de la humanidad estaba en juego. Sea como fuere, Dios pareció meditar su pregunta. Hasta que resoluto, alzó la voz:
- ¡Eso es!...
La saga de Vutroi concluirá muy pronto en.....¡La segunda venida de Cristo! (Ahora está cabreado)
- ¡¡¡Vutroi!!! , ¡¡¡Vutroi!!!- gritaba exaltado el todopoderoso.
Vutroi estaba echando la siesta. Cuando caía dormido, ni siquiera la atronadora voz de Dios era capaz de despertarlo, así que para no andarse con tonterías, Dios le metió un átomo de sol en los calzoncillos. Si hubiera tenido un punto de apoyo para sus piernas, hubiera saltado a una altura jamás conseguida por humano alguno, pero flotando en el vacío, lo único que pudo hacer es gritar de dolor.
- Aaaauch, eso duele ¿sabes?
El tímido intento de reprimenda del ruso, paso inadvertido para el todopoderoso, que parecía visiblemente afectado por algo.
- ¿Pasa algo grave? ¿Ha vuelto a perder el atleti?
- Mucho peor Vutroi - sollozó Dios - la gente ya no cree en mí.
En los doce años que llevaba conviviendo con el señor en su nebulosa, jamás le había visto así.
- Pero tío (ya se tomaba esas confianzas), eso ya pasaba cuando llegué aquí, y ha llovido mucho de eso. La gente por entonces creía en la coca cola y en que una felación no era una relación sexual. Ahora tendrán otras creencias supongo.
- Si, lo sé - repuso- pero pensé que seria una moda pasajera, como los discman. Lo último ha sido la creación de ese bicho para ridiculizarme, ese espaguetti volador.
Vutroi trató de quitar hierro al asunto, pues los seres humanos siempre andaban inventándose seres fantasiosos como los jueces del tribunal internacional de La Haya. No sirvió para convencer a Dios, que prosiguió con su perorata.
- Antes tenían más imaginación, se inventaban dioses que hacían el amor con frenesí, lanzaban rayos, y se transformaban en múltiples cosas. Eran un pálido reflejo, la vislumbración lejana de mi ser, pero aún así me podía ver representado en ellos, de una forma primitiva. Ahora... me sustituyen por ¡¡pasta italiana!! Y yo, en mi infinita magnanimidad, en lugar de hacer que esos blasfemos se ahoguen mientras comen pasta, en una irónica muerte, les dejo a su libre albedrio ¿Cómo me lo pagan? Matándose entre ellos y echándome la culpa, ¡¡¡así me lo pagan!!!
Le siguió un silencio sepulcral, que duró varios minutos. Reflexionaban meditabundos, uno sobre ponerle solución a aquello, el otro sobre las orgías que se corría Zeus.
- Es hora de terminar con los humanos de una vez por todas - continuó - está visto que aunque sean inundados, quemados o tragados por la tierra, no aprenden. Cuando falla la mano dura, lo mejor es cerrar el chiringuito. No seria la primera vez que lo hago.
Una duda asaltó de pronto a Vutroi.
- ¿También acabarás conmigo?
No entraba en los planes de Dios desde luego. Puede que fuera vago, sucio y lujurioso, pero allí no había nada que hacer, ni chicas a las que conquistar con un olor corporal agradable, así que sus defectos quedaban anulados.
- Y me vas a dejar a mi que, reconociendo la verdad, no soy el mejor espécimen de la raza humana ¿como único representante de ella? - inquirió el ruso, poco convencido de aquello.
- Si...
- Siempre pensé que eras un tío guay.
- ... pero estarás sólo. Nada de chicas que acorten las frías noches de invierno.
El semblante del astronauta mudó completamente de la alegría plena al más profundo desconsuelo. No merecía la pena vivir sin mujeres, el único consuelo que le quedaría tras la paralización eterna de la producción de vodka. Durante interminables horas, trató Vutroi de convencer a Dios para que desistiera de sus planes de aniquilación de la raza humana, mas le fue imposible. Por suerte, en el último momento se le ocurrió algo.
- ¿Así que la muerte de tu hijo habrá sido en vano? ¿Le hicieron perrerías para nada?
La pregunta fue hecha a traición. No le gustaba apelar al acontecimiento más triste de la larga "vida" del todopoderoso, pero el futuro de la humanidad estaba en juego. Sea como fuere, Dios pareció meditar su pregunta. Hasta que resoluto, alzó la voz:
- ¡Eso es!...
La saga de Vutroi concluirá muy pronto en.....¡La segunda venida de Cristo! (Ahora está cabreado)