La mar estaba picada,
esa soleada mañana.
A la playa habia ido
para relajarme un poquillo
y olvidar malos momentos
como esos tres o cuatro suspensos.
Precavido me metí,
en el agua bien salada.
Pese a mi complexión pesada
las olas a mi me llevaban,
mira que venian mal dadas!!
Peligroso nadar era
si no se sabia hacerlo de alguna manera.
Si lo tuyo era el chapuzón,
te podias llevar un buen revolcón,
como más tarde pasó.
Chapoteando yo estaba
cuando una voz rasgada
a mis oidos llegó.
Alguien cerca se ahogaba
bajo aquel brillante sol.
Gritos de auxilio lanzaba
un cordobes de pura cepa
a los que poco o nada inquieta
pues "el mar lo pagué yo"
asi decia antes, el pobre e incauto varón.
Mas el mar no estaba de acuerdo
y ya al primer intentó
bien adentro lo llevo.
Mucha fanfarronada...
pero eso no lo salvó.
Desde la orilla cercana
la gente miraba extrañada
sin apenas hacer nada,
pues a pocos metros estaban
vigilantes de la playa
relajados bajo el sol.
El ahogado se ahogaba
mientras en la lejana playa
los socorristas pintaban
sus uñas de otro color.
La manicura se hacian
en lugar de su labor.
No pudo aguantar impasible
semejante situación,
valiente se lanzó al rescate
una sirena morena
con dos pechos por bandera
pues eran todo un primor.
Los dos globos más perfectos
que jamás haya visto yo (y mira que he visto aunque sea en foto)
Tras ella sus familiares,
gente en barcas de pedales
hamaqueros, socorristas,
sólo Chuck Norris faltó,
para tirarse al mar tras ella
y su escaso bañador.
Con su séquito embobado
con su cuerpo terso, mojado,
la joven del mar salió.
El ahogado en sus brazos
vaya suerte tuvo el mamón! (con todas las letras)
Los ats actuaron
con pronta determinación
y al ahogado llevaron
a un hospital cercano
para una revisión.
La morena en la playa
ya se marchaba ufana
contenta con su buena acción.
Me acerqué esperanzado
y le dije con pasión:
Espere buena señora,
que ahora me ahogo yo.
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