sábado, 29 de marzo de 2008

El asombroso mago Jabbar

El regidor le dio la señal, y el se preparó para comenzar su número. Se había congregado un buen montón de gente en aquel parque donde iba a realizar una de sus actuaciones de magia, y ¡con apenas publicidad! Estaba sorprendido por la expectación que causaban sus trucos. Incluso los más simples conseguían dejar con la boca abierta a su audiencia.

Vio el gesto del asistente que le indicaba que estaban en directo, y comenzó su espectáculo. Escudriñó los rostros ilusionados de la gente que se apiñaba tras las vallas de seguridad. Necesitaba alguien mayor de edad y no muy impresionable, así el efecto de sorpresa sería mayor. Puso sus ojos sobre un joven de no más de veinte años, que le miraba algo incrédulo. Serviría.

Pidió un fuerte aplauso para él, y lo llevó al centro del escenario, donde le hizo tumbarse sobre una sencilla mesa de metal. Se puso tras ella y cerró los ojos para concentrarse mejor. La gente guardó un silencio sepulcral, como si el más mínimo susurro pudiera romper el encantamiento que flotaba en el ambiente.

Abrió de nuevo los ojos, y vio ante si el cuerpo del voluntario, que permanecía estático, tal y como le había ordenado. Entonces, antes de que nadie pudiera adivinar su próximo movimiento, hizo un gesto cortante sobre la cadera del joven. La gente quedó boquiabierta ante la rapidez de sus movimientos; pero eso no había sido nada.

Apremió al chico a que se levantara. Este trató de incorporarse, pero le fue imposible; no sentia las piernas. Entonces, cogió uno de sus brazos y tiró de él hacia arriba con fuerza. El tronco levitó sobre las cabezas del público. Gritos de terror se entremezclaron con frases de admiración e incredulidad. ¡Aquel chico estaba flotando después de haber sido partido por la mitad!

Antes de que pudiera surgir algún problema, volvió el medio cuerpo a la camilla y con un gesto igual de veloz que el primero, volvió a unir las dos mitades. Y, esta vez sí, el joven pudo levantarse, incapaz de decir nada, entre un atronador aplauso, que duró varios minutos.

El resto de la tarde estuvo firmando autógrafos, hasta que ya no quedo nadie en el parque, sólo su representante, que lo había visto todo desde la silla del director.

- Por muchas veces que lo vea, siempre me sorprende. - admitió - algún día tendrás que contarme cual es el truco.

- Secreto profesional - respondió entre risas, mientras se alejaba del lugar.

Cuando se aseguró de que no había nadie que pudiera verle, abrió un portal dimensional con un sencillo gesto de sus manos, y volvió a su casa a descansar, hasta la próxima función.

viernes, 28 de marzo de 2008

Anoche fui... Donkey Kong

Aún recuerdo cuando vivía en la selva, con la mona chita, la gorila de Congo y copito de nieve, que por aquel entonces aun era negro; eran primates sencillos que no iban de estrellas, con los que se podía salir a tomar un banana split y oler unos cuantos traseros.

Fue un pequeño malnacido italiano, el que me apartó de aquel paraíso florido. Un día vinieron varios cazadores y me capturaron. Me metieron en una jaula rumbo a Europa, al circo "Super Mario" del que era dueño un antiguo fontanero.

Durante meses me tuvieron esclavizado, actuando en funciones diarias de más de cinco horas. Hubiera sido un calvario de no ser por Peach, una princesa moderna de esas que se casan con funambulistas, en este caso, con Mario, el fontanero italiano, a la que este maltrataba cuando se emborrachaba, lo que solía ser muy frecuente. Ella me daba plátanos y me acariciaba el lomo, mientras me cantaban canciones de países lejanos, que me hacían añorar menos mi antiguo hogar.

Una noche, cuando ya se despedía de mi, apareció el mostachudo borracho como una cuba. De inmediato comenzó a zarandearla e insultarla sin ningún motivo. Me puse furioso ante tamaña agresión y cuando le propinó una bofetada que la tiró al suelo, no pude más. Destrocé la jaula, recogí a Peach del suelo, y con ella en brazos, me perdí en la oscuridad de la noche. La carpa estaba montada a las afueras de una ciudad, por lo que a esas horas de la madrugada, las calles estaban desiertas.

Mario me persiguió tambaleandose, hasta el esqueleto metálico de un edificio en construcción. No podía seguir huyendo, debía enfrentarlo de una vez por todas. Aquel lugar sería perfecto.
Subí al ultimo piso y coloqué a la chica sobre una plataforma segura. Mario ya avanzaba por el primer piso. Debía detenerlo a cualquier precio, pero ¿cómo?

Miré a mi alrededor. Aquello debía servir como almacén, porque estaba repleto de barriles. Cogí uno de ellos y lo lance por las escaleras. Descendió vertiginosamente y a punto estuvo de aplastar a Mario, que lo salto en el ultimo instante.

Aun sorprendido, continuó avanzando por el oscuro pasillo. Lance todos los barriles que tenia a mano, pero conseguía saltarlos limpiamente. Era increíble la agilidad que demostraba pese a la cogorza que llevaba a sus espaldas. Para más desgracia, en el segundo piso encontró un martillo con el que destrozarlos. Debía encontrar algo mas efectivo... y entonces me fije en la etiqueta de uno de los barriles: inflamable. Le prendí fuego y lo lancé rápidamente. Estuvo cerquisima de acabar con el tenaz fontanero, pero pudo subir por la escalera en el instante justo en que el fuego la consumía.

Cada vez se iba acercando más y más, y los barriles se estaban terminando. Cuando apareció en el fondo del pasillo, lo vi todo perdido. Rápidamente fue esquivando todos mis lanzamientos, hasta que finalmente consiguió subir a la plataforma donde reposaba la chica.

Antes de que estuviera a su alcance, cogí a Peach y escapamos a otro edificio. Desde entonces sigo huyendo, hasta que Mario se canse, o el chaval con granos que veo al otro lado de la pantalla se quede sin monedas.

viernes, 14 de marzo de 2008

La voz

- ¡Olvídalo! No puedes hacerlo.

La voz tronaba en sus oidos, pero siguió caminando. Llevaba demasiado tiempo escuchando esas palabras de desánimo, pero no terminaba de acostumbrarse a ellas.

Al principio todo habia ido bien. El sol brillaba esplendoroso en un cielo despejado, y una ligera brisa primaveral refrescaba su piel; pero sin saber muy bien cómo, el sol empezó a quemarle y la brisa se tornó en un torrente de aire asfixiante, que estrujaba sus pulmones, atenazando su pecho, impidiendole respirar; entonces surgió aquella voz.

Cuanto peor se sentia, más se le clavaba la desquiciante perorata en su cerebro.

- Vamos, date por vencido. No deberias estar aquí. ¡No puedes!

La cabeza empezó a darle vueltas, ¿o era el mundo el que giraba ante sus hinchados ojos?

Se dejó caer sobre un banco y se inclinó entre sus rodillas.

- Eso es.¡Rindete! No sigas más. Será mucho peor. Mira cuan lejos estás de la seguridad de tu hogar. ¡Deja de resistirte!

- ¡Basta! – gritó con todas sus fuerzas, poniendose en pie de un salto.

La voz cesó y echó a andar tambaleante. Llegó a la facultad, bañado en sudor, sintiendo el martilleo de su corazón en la sien, pero feliz.

Era la primera vez en dos años que salia de casa. Aquella voz no volveria a dominar su vida.

viernes, 7 de marzo de 2008

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Curtis

- Cinco minutos más y lo dejo.

Llevaba todo el día en aquel vertedero, buscando piezas para ensamblar la que seria su obra maestra: un androide multipropósito, capaz de liberar al ser humano de las tareas mas reiterativas del hogar.

Pronto oscureceria, y no le convenia encontrarse fuera de casa cuando eso sucediera. Los merodeadores estaban muy activos últimamente.

Ya iba a darse por vencido, cuando creyó distinguir un pequeño brillo en un montículo de piezas oxidadas. Se acercó rapidamente y aparto decenas de tornillos, placas electrónicas y todo tipo de componentes desechados, hasta dejar al descubierto el cuerpo semicorroido de un robot con forma humana.

Gritó de jubilo olvidando toda precaución. Aquello era como encontrar un boleto premiado de la loteria en un basurero. Sólo necesitaria un mínimo de restauración, aparte de incluir en su memoria, el revolucionario programa de mantenimiento que habia diseñado durante tantos años: el proyecto de su vida.

Cargó el pesado cuerpo de metal en sus espaldas y lo llevó a su laboratorio. Una semana de duro trabajo después, su androide, al que bautizó como Curtis, en recuerdo del mayordomo de la familia, estaba listo para iniciar sus tareas.

Con gran emoción, pulsó el botón de encendido. Los primeros segundos, el robot no hizo nada. No podia haber fracasado. Habia invertido tanto tiempo... pero entonces, los vidriosos ojos del robot centellearon un par de veces, hasta que brillaron con fuerza ininterrumpidamente. El altavoz instalado en la cavidad bucal artificial, crepitó.

- Curtis 0.1 a su servicio, Señor Keys.

- ¡Excelente, excelente! - gritó David - He estado revisando tu banco de memoria, pero está encriptado. Dime, ¿quien te creó?

- Uno, señor - respondió el androide.

- ¿Uno?, ¿Quien es Uno?

- Uno es Uno, señor.

- ¿Un cientifico? ¿Un ingeniero? - insistió el inventor, pues la fabricación de robots aún estaba en pañales y sólo se dedicaban a ello, un puñado de industrias. Industrias que no dudarian en quitarlo de la circulación si se enteraban de que habia modifciado uno de sus modelos.

- Uno es Uno - repitió Curtis.

Keys se dió por vencido con un suspiro de resignación.

- Bien, dejémoslo por ahora. Probaremos mis rutinas de comportamiento. Curtis, limpia el salón.

El androide cogió la escoba que le tendió David y se dirigió con pasos mecánicos hacia la estancia. Media hora después, habia terminado varias tareas sencillas, cumpliendo las expectativas con relativo exito. Cuando le mandó ordenar el trastero, Curtis ni siquiera se movió. Se quedó estático en mitad del pasillo, como si no hubiera escucha la orden. La repitió varias veces, con el mismo resultado. El androide parecia muerto.

- Será un ligero fallo en la programación de la rutina de obediencia - pensó - Será facil de reparar.

Durante toda la noche, estuvo inspeccionando el cerebro cuántico de Curtis, hasta que halló un error grave en el sistema de decisiones: un error irreparable.

Al día siguiente volvio a asignarle las tareas que se habia... negado a realizar; pero su actitud continuo siendo la misma.

No podia tolerar tanta ineficacia. Era un prototipo avanzado para la época sin duda, pero no era lo que él queria. Tenia muchas posibilidades, pero le llevaria años subsanar aquella falla en su sistema. Seria más fácil comenzar de nuevo, y menos arriesgado.

Sacó la placa con la programación complementaria y borró de su memoria cualquier recuerdo de aquellos días. Por la tarde, poco antes de anochecer, cargó al androide de vuelta al montículo donde lo recogió. Y allí se quedó; con los ojos abiertos mirando a un paisaje que no podia ver. Olvidado por el mundo, hasta que alguien le diera otra oportunidad.

martes, 4 de marzo de 2008

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Follarate Kid

Daniel Lauso sale de un edificio con una caja entre las manos. Por las ventanas se asoman varias chicas para despedirle. El joven se mete en un coche y arranca rumbo a Los Ángeles.

Pasan varios días y Daniel llega por fin a un cochambroso edificio, el cual será su nuevo hogar. La puerta de entrada está cerrada y decide abrirla con un golpe de cadera. Esta se abre violentamente golpeando a una rubia en la cara, haciendo que esta caiga de espaldas. Él corre a auxiliarla.


Daniel: Oh lo siento, no sabia que hubiera nadie detrás de la puerta.

Rubia golpeada: Es normal, si no tendrías rayos x en los ojos.

La chica lo examina de arriba a abajo.

Rubia golpeada: No me suena tu cara, ¿cómo te llamas?

Daniel: Daniel lauso

Rubia Golpeada: ¿Cómo de bien?

Daniel: Acompáñame a mi apartamento y lo comprobarás.

Mira confundido el largo pasillo.

Daniel: ¿Sabes por donde se va al 2º h?
Cambio de escena. En una habitación repleta de embalajes y cajas, Daniel y la rubia hacen el amor mientras explotan las burbujas del plástico para envolver objetos frágiles.

Tras correrse en sus pechos, reposan aliviados sobre una manta extendida en suelo. La rubia enciende un cigarro.

Daniel: Ten cuidado, no acerques el cigarro a los cajas, no son las primeras que tengo.

Rubia Golpeada: ¿Y qué te trae por aquí Daniel Lauso... de fábula?

Daniel: Quiero ser actor porno.

Rubia Golpeada: Uy, pues yo conozco una escuela donde podrás aprender el oficio.
Está en la calle 43, esquina con la 54. Con eso que tienes ahí, llegarás muy lejos.

Daniel: ¡¡Muchas gracias!! ¿Cómo podré pagártelo?

Rubia Golpeada: Échame otro polvo y estaremos en paz.

Daniel: Me encanta Los Ángeles.
Al día siguiente, va a la academia "Polla Ahí". En el hall, hay un pequeño mostrador donde una recepcionista de aspecto malhumorado hojea una revista.

Daniel: Hola soy Daniel Lauso y quiero ser un actor porno.

Recepcionista: Y yo quiero un marido que no se quede dormido mientras me soba las tetas y míralo.
La recepcionista señala un sofá donde un hombre ronca desconsoladamente.

Recepcionista: Tendrás que esperar, el jefe está en una de sus clases.

Daniel: ¿Podria indicarme donde esta el servicio?

Recepcionista: Al fondo a la derecha.

Daniel atraviesa un largo pasillo, mientras oye de fondo multitud de gritos y jadeos. Finalmente encuentra una puerta con un cartel "Wc". Al entrar, se encuentra a una pelirroja perfilandose los labios.


Pelirroja: ¿Pasa algo?

Daniel: Oh, es que no sabia que fuera un baño mixto.

Pelirroja: No lo es, pero de vez en cuando me gusta entrar por si encuentro algún chupa chups.

La pelirroja se acerca a él, pone su mano en su entrepierna y se relame.

Pelirroja: Voy a probar mi nuevo lápiz de labios.

Se agacha y comienza a realizarle una felación a Daniel, que ha de sujetarse a un lavabo para no caer al suelo. Justo cuando se está corriendo en la boca de la pelirroja, irrumpen en el lavabo un grupo de musculados jovenes.
Pelirroja: Spider, Es..to no es lo que parece.

La pelirroja está a punto de atragantarse.

Spider: ¿Ah no? y que es entonces?

Pelirroja: (dubitativa) ¿Estaba obteniendo una muestra para el banco de semen? ¿Es leche condensada?

Spider: Me extrañaba que trabajaras tanto en ese banco y no pudieras pagarte ni una ensalada, así que les llamé para que te subieran el sueldo y resulta que no estás en la nómina de ningún banco de semen de la costa oeste. Ah, y la leche condensada te produce arcadas.

Daniel: ¿En serio? con lo buena que está...

Spider: Tú a callar. Chicos, cogedlo y calentadlo un poquito.
Los matones lo sacan a un callejón, donde lo acorralan contra una pared.

Maton 1: Tío, no debiste dejar que te la chupara la novia de Spider en su territorio. Haber hecho como todos, y habértela llevado al cine.
Antes de que pueda decir nada, comienzan a darle una paliza, tras la cual, lo tiran en un contenedor donde permanece hasta que comienza a anochecer.
Magullado, con el cuerpo dolorido y varios moratones, vuelve a su edificio. En la puerta trasera se encuentra con una madurita asiática bebiendo saque al fresco de la noche. Al pasar junto a ella, esta se levanta y se preocupa por su estado.

Asiática: ¿Que haber pasado a ti?

Daniel: Me caí.

Asiática: Raro tu andar como cowboy. Espero no herida en pene, tú tener un buen paquete.
Durante varios días Daniel va echando curriculums en distintas productoras de cine erótico, pero en ninguna le aceptan. Termina vendiendo perritos calientes en un puesto ambulante.

En el parque de la ciudad, un hombre se le acerca y le pide un perrito. En ese momento, aparece la pelirroja, que lo ve y se acerca a él.

Pelirroja: ¡¡Hola!! ¡tú por aquí! pensé que no volvería a verte. Perdona por lo del otro día, Spider puede ser muy bruto cuando se lo propone. Siento también no haberme presentado, soy Sabrosa Lamida.

Daniel: Daniel Lauso.

Sabrosa: Mmm me encanta ese nombre.
Sabrosa se acerca a él y comienza a masajear su entrepierna por sobre el pantalón. Acerca sus labios hacia su oreja y comienza a susurrarle.

Sabrosa: ¿Te apetecería venir a una fiesta de disfraces conmigo esta noche? Podríamos terminar lo que empezamos en el baño.

Daniel: ¿Qué pasa con tu novio?

Sabrosa: Es muy pronto para un trio ¿no? Ah, lo dices por lo de los golpes. Debería estar acostumbrado, somos actores porno, lo único que hacemos es follar con otros todo el rato. Que me dices, ¿vendrás?

Daniel: No se....
Sabrosa lame con su lengua la oreja de Daniel, y va descendiendo por su tembloroso cuello. El joven comienza a verse transportado a un mundo de placer infinito.

Daniel: Allí estaré.

Sabrosa: ¡¡Bien!! A las 8 en el 24 de Stripper Boulevard. ah, el tema es ¿Qué te gusta comer?
Le da un beso en la mejilla y se aleja al trote, mientras Daniel sigue con su mirada, el bamboleante trasero de la chica.

El cliente tose y vuelve en si. Sale humo de la parrilla del carrito.

Daniel: Lo siento, se me ha quemado la salchicha.

Cliente: ¿y a quien no?

Cae la noche, y el jolgorio provocado por la fiesta se escucha por toda la calle. Daniel va pasando entre botes de pringles, chicles, hamburguesas y demás, que se le quedan mirando raro.
Entra en el claustrofobico edificio, repleto de gente.En un rincón divisa a sabrosa, disfrazada de plátano.

Sabrosa: !!Hola!! que bien que viniste. Uau, es el mejor disfraz de almeja que he visto nunca.
Daniel: No es una almeja, es lo que mas me gusta comer del mundo: una vagina ¿Quieres entrar?

Sabrosa: Eso tendría que decirlo yo.
Comienzan a enrollarse por todos los rincones hasta que aparece Spider junto con sus amigos de siempre, disfrazado de repollo en forma de falo.

Spider: Mirad chicas, soy la repolla. ¿Lo pilláis?
La muchedumbre ríe con él, pero su rostro cambia cuando ve a Daniel y Sabrosa besándose con ardorosa pasión. Va hacia donde están, lo coge del labio superior, girándolo hacia él y le propina un sonoro puñetazo que le tumba en el suelo. Daniel se levanta veloz y huye camino de su casa, perseguir por el novio de sabrosa y sus secuaces.

Por mucho que corre, justo antes de alcanzar la valla de su edificio, lo interceptan y comienzan a pegarle.

Daniel: ¿Por qué no me dejáis? ¿Qué te he hecho yo para que me trates así? aparte de tirarme a tu novia...
Spider: No es nada personal, esta mañana tuve una escena gay y necesito mostrar lo macho que soy con urgencia. 

Continúan pegándole, Daniel empieza a verlo todo borroso. De pronto, una estilizada figura salta sobre los asaltantes, abre la cremallera de sus disfraces y comienza a masturbarlos de tal forma que instantes después caen inconscientes al suelo. 

El misterioso salvador se acerca a él, y justo cuando va a ver su rostro, pierde el conocimiento.
Cuando abre los ojos, se encuentra tumbado en una cama de una habitación desconocida, desnudo de cintura para abajo y con la asiática de días pasado sobre él, aprisionando su pene erecto entre sus generosos pechos y lamiéndolo sin parar, en una mezcla de cubana y felación que termina con una generosa corrida en la cara de la madurita.
 
Daniel:; ¿Quien es usted? 

Asiática: Señora Miyagui, mujer de mantenimiento. 

Daniel intenta incorporarse, pero le fallan las fuerzas.
 
Sra M: Quedar quieto. Aún estar muy débil. 

Daniel: Gracias por lo de antes. 

Sra M: No hay de que. A mi gustar probar jovencitos de vez en cuando. 

Daniel: Me refiero a librarme de la paliza. 

Sra M: Oh, eso. Desde que estar en la guerra de Vietnam como enfermera, yo no soportar malas acciones.

Daniel: ¿Vietnam? Si usted como mucho tendría diez años. 

Sra M: Bueno yo ver Rambo veinte veces seguidas y odiar hombres musculosos pegando a indefensos. 

Daniel: ¿Qué es lo que les hizo? Cayeron al suelo como hojas marchitas

Sra M: Es una técnica milenaria transmitida de generación en generación por boca de las mejores geishas: la mano que mama. Capaz de quitar y dar energía a quien recibe sus místicas caricias.

Daniel: ¿Es usted geisha? Es la primera vez que conozco una.

Sra M: No no, geisha no, actriz porno retirada además de tener mi propia escuela porno, ya clausurada.

Daniel: Mi sueño es ser actor porno, pero dicen que no tengo técnica, ¿me ayudaría?

Sra M: Mmm, está bien, pero ir al 50% ¿eh? Venir mañana temprano sin camiseta.

Al día siguiente, Daniel encuentra a la Señora Miyagui en la puerta de su casa. Sube a su coche y lo lleva a una mansión en las afueras.
Daniel: ¿Todo esto es suyo?

Sra M: Hai, además de actriz porno y profesora, ser puta de alto standing.

Daniel: Uau, la triple corona...

Sra M: ¿Tu no creer que vivir en aquel tugurio? Yo mantenimiento por hobby.

Entran en la casa. A través de los largos corredores, llegan a una pequeña habitación repleta de consoladores de todo tipo y tamaño. La señora Miyagui le da un trapo y un bote de cera.

Sra M: Tú dar cera a todos los consoladores y luego pulirlos hasta dejarlos bien brillantes y libre de bacterias malas.
Daniel coge el trapo y comienza su tarea.

Sra M: (Mientras se va) Vamos Daniel-san, dar cera, pulir cera. 

Al cabo de unos minutos vuelve y corrige a Daniel.

Sra M: Da, da, da, da. No en círculos como si dieras tiza a un taco no. Arriba y abajo.

Daniel termina de encerar bien entrada la noche. Va en busca de la señora Miyagui, para informarle. Lleva un consolador en la mano. La encuentra en el salón, sentada en el sofá desnuda.

Daniel: Ya he terminado.

Sra M: Bien, bien, dar consolador.

Se lo da y esta comienza a masturbarse con él.

Daniel: Oiga, ¡¡que lo acabo de encerar!!

Sra M: (Entre jadeos) Muy rico muy rico. Venir mañana aquí a misma hora. Yo no ir más por casa cochambrosa. Me he aburrido de ella.

La mañana siguiente, Daniel encuentra la puerta de la casa de la asiática abierta. Por mucho que llama, no responde, así que entra. Escucha un ligero ruido en la planta de arriba. Sube, y se dirige al dormitorio de su maestra. Al abrir la puerta, se la encuentra haciendo el amor a una rubia de bote. Se queda mirando hasta que por fin terminan. La S.M. se percata de su presencia.

Sra M: Oh Daniel-San, tú ya aquí. Bien, esperar abajo a que yo vestir. Hoy saldremos por ahí.

Van en coche a apartado bar de carretera. Es un sórdido local, oscuro y maloliente, en el que se reunen indeseables de toda calaña.

Daniel: ¿Qué vamos a hacer aquí?

Sra M: Eso (señalando un cartel que dice "Concurso de Hula hop")

Durante horas, Daniel se ve forzado a mover el hula hop, hasta que llega a la final. Donde pierde contra Jackie Mmm, una misteriosa contricante con gran parecido a su maestra.
Tras la entrega de premios, toman una copa en la barra.

Sra M: Mañana ser Sábado, tu salir por ahi y hacer mete mete mucho.

Daniel decide aprovechar el día, para vender perritos, pues pronto le vencerá el alquiler y no tiene un duro. Por desgracia, aparece por el parque Spider. Tras darle varios puñetazos, lo empuja junto con el carrito a un estanque. 

Mojado y dolorido, vuelve a casa, donde la S.M. le esperaba para darle una sorpresa.
 
Sra M: ¿Tú caerte otra vez?

Daniel: Me empujaron más bien.

Sra M: ¿Los del otro día? Tú contar quienes ser esos chicos.

Daniel: Son de la escuela "Polla ahí" Su novia me tira los trastos y él lo lleva muy mal.

Sra M: Bien, Lunes por la mañana ir a escuela y hablar con su maestro. Yo no permitir que dañen mi inversión.

La escuela se alza imponente bajo el sol del mediodía. Daniel y la Sra. M. entran en ella y se cuelan en una de las aulas, donde el dueño "Metralleta Muller" alecciona a sus alumnos, sentados en circulo en el suelo. Entre ellos está Spider.


M.M: ¿Existe la gonorrea en este dojo?

Alumnos: No, sen-sei

M.M.: ¿Existe la impotencia en este dojo? 

Alumnos: No, sen-sei

M.M.: ¿Existe la frigidez en este dojo? 

Alumnos: No sen-sei

M.M.: (señalando a un chico y a una chica) Judy, Lawrence, al tatami. Preparados... A follar.

La pareja comienza a hacer el amor con pasión delante de todos. El encuentro dura hasta que Spider se percata de la presencia de los visitantes y se levanta para comentárselo a Metralleta.

M.M.: Vaya, vaya que tenemos aquí... Si son Miss Daisy y su chofer gigolo.

Sra M.: Dejar sarcasmo para otro día. Yo venir para impedir sus pupilos agredan al mio.

M.M.: Si, ya me ha comentado el Señor Spider. No tenemos la culpa de que el pipiolo sea una nenaza.

Sra M: No ser nenaza, el demostrar a ti en el torneo de sexo del festival erótico de Los Ángeles, dentro de un mes.

M.M.: Ju ju ju, me encantara ver eso. (Dirigiéndose a sus alumnos) Hasta entonces, quiero que dejéis tranquilo al pipiolo. ¿Está claro?

Alumnos: Si, sen-sei.

Sra M: (dirigiéndose hacia la puerta sin mirar atrás) Buenas tardes.

Ya en el exterior.

Daniel: ¿El torneo de sexo? ¿Está loca? No estoy preparado. No voy a empalmar y todo el mundo se reirá de mi.

Sra M: Tu no preocupar. Mi método ser infalible. Nos vemos mañana, tener trabajo ahora.

Amanece de nuevo. Y como en la ocasión anterior, la puerta está abierta y nadie responde. Va de nuevo al dormitorio y lo que ve lo deja de piedra. La Sra M cabalga sobre el falo vibrante de un hombre, que la hace girar sobre él. Contempla extasiado la escena y el resto del polvo. Una vez en el salón no puede reprimir preguntarle.

Daniel: ¿Que era lo que hacia ahí arriba?

Sra M: Ser técnica avanzada: El helicóptero.

Daniel: Enséñeme a hacerlo.

Sra M: Querer volar antes de andar. Con el tiempo aprenderás, no ahora. (Coge un tablero y se lo da a Daniel) Ven, ayudarme a colocar esto.

Despliega en el suelo un inmenso tapiz con varios círculos de colores, junto a una especie de ruleta con partes del cuerpo.

Sra M: Seguir mis instrucciones. (Hace girar la ruleta) Pie derecho a circulo rojo.

Juegan al Twister durante horas, formando las posturas más extrañas, hasta que caen rendidos al suelo.

Sra M: Buen trabajo. Ir avanzando. Mañana más. (se levanta y se va a dormir)

La mañana siguiente, la casa está totalmente cerrada. En la puerta trasera, se encuentra varias cajas repletas de sobres y sellos y una carta para el. La coge y la lee.

Daniel: Daniel-san, pegar sellos en carta. Lamerlos, primero arriba-abajo, luego lado-lado y luego circulo. Tu no olvidar. Nos vemos por la noche.

Durante horas, la lengua de Daniel se pasea por centenares de sellos, dejándose las glándulas salivales y aumentando su enfado por la situación. Cuando ve llegar a la Sra Miyagui, estalla.

Daniel: ¿Dónde ha estado todo el día?

Sra M: Estuve pescando...

Daniel: ¿Y no se le ocurrió pensar que me gustaría ir con usted?

Sra M: ¿A pescar rabos?

Daniel: ... bueno a eso no, pero cualquier cosa seria mejor que estar aquí pegando sellos. Durante días he estado haciendo las cosas más absurdas, pero de follar nada de nada. Me ha utilizado para hacerle las tareas de casa y reírse a mi costa. Incluso un día me tuvo amasando pan que luego no se comió.

Sra M: ¿Eso pensar?? Acompáñame.

Lo lleva a su dormitorio, y se desnudan.

Sra M: Hacer limpiar consolador en tu tranca. Arriba, abajo, arriba, abajo.

Comienza a hacerlo y a una velocidad sorprendente, alcanza toda su envergadura.

Sra M: Ahora amasar pan en mis pechos mientras haces pegar sellos aquí (señalando a su vulva)

Durante varios minutos lame sin descanso la vagina de la Sra M.

Sra M: Ahora mete tu verga dentro de ti, y baila con el hula hop.

El mete-saca dura varios minutos, hasta que la Sra M, decide pasar a mayores.

Sra M: Y ahora para culminar, juguemos al Twister.

Sucesión de posturas frenéticas que culminan en una corrida sobre la espalda de su maestra.

Daniel: Uau, perdoneme. Ahora me siento preparado.

Sra M: Yo saber. Ahora ir a probar con otra. Espero visita.

Asombrado por su recién adquirida técnica, decide ir en busca de Sabrosa. No sabe su dirección ni teléfono, pero esa noche hay partido, así que decide probar suerte en los vestuarios del estadio. Y en las duchas se la encuentra.

Sabrosa: ¡¡Daniel!! Que sorpresa. ¿Juegas en algún equipo? No recuerdo habértela chupado hace un rato.

Daniel: No, no. Sólo quería verte. Mañana empieza el Torneo de Sexo y tengo miedo de quedar en ridículo.

Sabrosa: Y quieres que yo te tranquilice ¿verdad?

Daniel: Más bien me preguntaba si podría practicar contigo.

Sabrosa: Eso está hecho.
Polvo pasado por agua, bajo el chorro de agua de la ducha.
El Torneo da comienzo. Riadas de gente se adentran en el pabellón, donde se realizarán diversas pruebas. Daniel va acompañado de la Sra M y de Sabrosa. Antes de continuar deben registrarse.

Secretario: ¿Llevas preservativos?

Sra M: ¿Preservativos? ¿Qué es eso?

Sabrosa saca de su bolso una caja de cien.

Sabrosa: Aquí están.

El pabellón central está rodeado de gradas con gente vociferante. En el centro, en multitud de tatamis desplegados para la ocasión, se desarrollan las diversas pruebas. Los integrantes de Polla Ahí pasan corriendo a su lado. Spider golpea su hombro.

Spider: Eres mío gusano.
Se alejan.

Daniel: ¿Cómo va esto Sra Miyagui?

Sra M: No saber. Yo follar por placer, no por evitar paliza.

Sabrosa: Mira Daniel, hay diversas pruebas que deberás superar, cómo rapidez de empalmamiento, puntería al correrse, erección de pezones a lenguetazos... etc. Cada prueba te da un punto y los cuatro que tengan más al final del circuito, van a las semifinales, donde tienen que follar. Los jueces puntúan sobre todo la técnica.

Altavoz: Daniel Lauso, dirijase al tatami tres.

Daniel va pasando las pruebas con éxito, ante la preocupada mirada de Metralleta. Al final, se clasifica para las semifinales, donde deberá enfrentarse a uno de los secuaces de Spider, que recibe instrucciones a pie de escenario.

M.M.: Lo quiero fuera de combate.

Alumno fullero: Pero sen-sei, puedo ganarle limpiamente, llevo años limpiando los cristales de mi casa con la lengua...

M.M.: He dicho fuera de combate.

El alumno fullero se acerca a saludar a Daniel.

A.F.: Que gane el mejor.

Pero en lugar de cogerle la mano, le coge del miembro con tal fuerza, que Daniel cae inconsciente al suelo por el dolor. El Speaker salta al tatami.

Speaker: Esta dolorosa práctica antideportiva, supone la descalificación del alumno fullero. Los médicos examinaran a Daniel y determinarán si puede participar en la final. De lo contrario, el ganador seria Spider, de la escuela "Polla ahí".

En los vestuarios...


Daniel: ¿Ha quedado muy mal?

Sabrosa: ¿Te gustan los palos de regaliz?

Daniel: No.

Sabrosa medita durante unos segundos.

Sabrosa: Seguro que te recuperas....

Y sale corriendo del vestuario. La señora Miyagui se dispone a hacer lo mismo, pero Daniel la detiene.

Daniel: Señora Miyagui, por favor, ¿no puede hacer nada?

Ms Miyagui: Has hecho bien mete-mete Daniel, no es deshonroso quedar finalista.

Daniel: Pero ¿cómo podré mirarlos a la cara con un falo así? ¿Qué me dirán los productores cuando me vean? Se reirán de mi. ¿No puede usar la mano que mama para arreglar mi verga?

La señora Miyagui se queda pensativa.

Ms Miyagui: Hai.

Delicadamente comienza a masturbarlo, hasta que el vigor vuelve a endurecer los ánimos y el pene de Daniel.

En el tatami central, el Speaker habla con los jueces.

Speaker: Me informan de que Daniel Lauso no puede continuar. Así que el ganador es...

Un asistente entra corriendo y susurra algo al oído del Speaker.

Speaker: ¿Daniel Lauso va a salir? ¡¡Daniel Lauso va a salir!! Es increíble, debe tener un miembro de acero inoxidable. Que continúe la competición.

Spider hace la carretilla con una voluptuosa morena, se la folla mientras recorre todo el escenario.

Spider: Mejora eso pipiolo.

Concentrado, Daniel se tumba, con su miembro erguido orgulloso y señalando al cielo. La morena asistente se sienta sobre él, cubriéndolo con su ser. Daniel le levanta las piernas, y comienza a girar el cuerpo de la ayudante. El público enmudece mientras la chica da vueltas y vueltas sobre el pene de Daniel. Cuando los dos llegan al éxtasis, el público estalla en aplausos.

Speaker: No hace falta ver más, el ganador es.... ¡¡¡DANIEL... LAUSO!!!

Entre los aullidos de la gente Daniel grita.

Daniel: ¡¡Lo conseguimos Sra Miyagui, lo conseguimos!!

La señora Miyagui, sonríe complacida. Tiene en su agenda los números de teléfono de todo el cuerpo de bomberos.