martes, 30 de octubre de 2007

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Glory Hole

Entró corriendo al servicio. Llevaba demasiado tiempo de viaje y había bebido demasiados refrescos: mala combinación; por ello había tenido que parar en un área de servicio casi desierta, aún bastante lejos de su destino.

No le gustaba ir a baños públicos, pero al menos el cubículo del wc de aquel sitio estaba bastante limpio. Le sorprendió ver en la pared de su izquierda, un agujero circular de no más de 10 centímetros de diámetro. Fue a echar una mirada a través de él antes de irse, pero justo cuando le pareció vislumbrar al otro lado una oscura habitación, un enorme falo carnoso atravesó el agujero, oscilando desafiante ante su rostro.

Lo contempló sorprendida unos instantes. Era la situación mas absurda que había vivido jamás. ¿De donde habría salido aquello? ¿Que se suponía que debía hacer con... con eso? Como si el propietario del cimbrel hubiera escuchado sus pensamientos, con una voz firme, la apremió a chuparlo.

Durante un instante dudó, suficiente para que el poco recato que le quedaba, huyera de su mente para dejar pasó a una incipiente excitación. Acercó sus labios con curiosidad y precaución, como si aquel pene fuera a saltar sobre ella en el momento más inesperado. El miembro respondió al tímido beso que le dio en la punta, con un intenso movimiento, golpeando su nariz.

Sobresaltada, se alejó de él. Pero no podía dejar de mirar cómo se movía; como un pez en busca de alimento. Lo agarró fuerte entre sus dedos, domando sus movimientos. Lo sentía resistirse en su mano: duro, caliente... Probó a acariciarlo lentamente, arriba y abajo, deslizando su piel una y otra vez, cosa que parecía gustarle, pues a ella le pareció que se endurecía en respuesta a sus atenciones.

Como confirmación de que lo estaba haciendo bien, unas gotas de liquido preseminal bañaron su glande. Lamió juguetonamente la punta y degustó su sabor. Lo contempló fascinada. No era la primera vez que hacia algo así claro está, pero se sorprendía de estar haciendo aquello con un perfecto desconocido, en mitad de ninguna parte.

La firmeza de la verga que retenía en su mano fue diluyendose. Amenazaba con perder toda su robustez. Dispuesta a que eso no ocurriera, abrió sus labios, deseando abrir otros en las antípodas de su cuerpo. La piel del glande retrocedió suavemente ante la voluptuosidad de los labios que empezaban a cubrirlo.

Inexplicablemente, aquello le estaba excitando hasta límites insospechados. Se desabrochó la blusa, dejando sus pequeños senos al aire, esperando ser acariciados por sus manos, ansiosas por posarse sobre el torso desnudo del hombre que se ocultaba tras la pared.

Se acariciaba al compás de los lametones con los que su lengua obsequiaba a toda la longitud de aquel descomunal miembro; desde la enraigada base, hasta la húmeda y vibrante punta. Intentó imaginarse al dueño de aquel estilizado dulce ¿Cómo seria? Puede que un rudo camionero, con brazos gruesos y duro semblante, descansando de un largo camino, o un ejecutivo en viaje de negocios dispuesto a relajarse... no le importaba. En ese momento solo existían ella y la gruesa polla que albergaba en su boca, a la que no cesaba de besar y chupar.

Pronto sintió en su boca las convulsiones previas al climax. Deberia haber sacado el volcán que tenia aprisionado entre sus labios para que eruptara fuera de ella, pero la cadencia de los lametones y besos la tenia hechizada. En lugar de retirar el falo, lo besó con mas pasión, aumentando el ritmo de los caricias. Con un fuerte espasmo, oleadas de semen salieron disparadas hacia su garganta, atragantandola al principio, hasta que se repuso de la sorpresa, tragándoselo todo diligentemente, sin pensar en nada.

Ella no paró de lamer y lamer hasta que no quedó constancia alguna de aquella explosión de placer. Satisfecha, dejo el miembro ya flácido libre de su carnosa prisión y se relamió de gusto. El agujero quedó vacío de nuevo. Se agachó para mirar a través de el, pero la habitación a la que daba, estaba vacía. Se recompuso la blusa y se levantó.

El corazón se le detuvo por un instante cuando llamaron a la puerta del baño....

2 comentarios:

  1. Tío no me puedes dejar a sí.
    Es muy bueno, esperaré el continuara....

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  2. Lo siento, normalmente suelo acabar la faena completamente, pero por motivos de tiempo, no he podido cumplir del todo. Pronto la continuacion :)
    Me alegro que te haya gustado!!
    Un beso!!

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